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La Junta permite el desembalse del agua tóxica del Guadiamar

Luis Barbero

El Gobierno andaluz acordó ayer elevar el límite de sulfatos que permite su legislación para que se pueda iniciar el desembalse de los cerca de cuatro hectómetros cúbicos de agua tóxica estancada en la zona de Entremuros desde la rotura de la mina de Aznalcóllar (Sevilla), el pasado 25 de abril. Este agua está siendo tratada químicamente con carbonato sódico para reducir el nivel de cinc -de 100 miligramos a 1 por litro- y, a partir de hoy, empezará a ser vertida al cauce del Guadalquivir.Esta medida está avalada por un informe del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que señala que el nivel de sulfatos del estuario del Guadalquivir es naturalmente elevado por la mezcla de las aguas del río con las provenientes, por acción de las mareas, del Atlántico. El reactivo químico usado para precipitar los metales pesados al fondo de las balsas creadas en Entremuros provoca un aumento de la concentración de sulfatos en el agua, hasta 3.000 miligramos por litro. Un decreto de la Junta establece un límite de sulfatos de 2.000 miligramos por litro.

El consejero de Medio Ambiente, José Luis Blanco, afirmó ayer, tras la reunión del Consejo de Gobierno andaluz, que "excepcionalmente" se va a permitir el vertido del agua pese a superar los límites establecidos por su legislación. Blanco adelantó que probablemente desde hoy mismo puede comenzar el desembalse del agua, ya que el CSIC ha confirmado que "no hay riesgos" para dar inicio al vertido.

Voladuras en la mina

El desembalse del agua tóxica de Entremuros y la retirada de lodos del cauce del Guadiamar son las dos operaciones que Junta y Gobierno han tenido que afrontar con más urgencia para paliar las consecuencias del reventón de la balsa de la explotación minera propiedad de Boliden. La juez Celia Belhadj-Ben, que instruye las diligencias para conocer las causas de la rotura, escuchó ayer la declaración de Juan Hernández Guil, jefe de voladuras en la mina de Aznalcóllar. El imputado confirmó que en la víspera del vertido, el pasado 24 de abril, se realizó una voladura en la que se utilizaron 12.000 kilos de explosivo, informa Efe.El empleado de Boliden indicó que, excepcionalmente, la voladura de ese día fue realizada por personal de la mina y no fue medida. Lo habitual, explicó Hernández Guil, era que las voladuras fueran medidas por un técnico de la Unión Española de Explosivos y otro de Geocisa, la empresa que supervisaba las medidas de seguridad de la explotación. El jefe de voladuras, según abogados presentes en la declaración, recalcó que no fue rebasado el límite autorizado de 42.000 kilos de explosivos. Las mediciones registraban la onda aérea, la onda superficial, las vibraciones y ruidos. Hernández Guil descartó que la voladura explicara el importante movimiento sísmico registrado ese día por el Instituto Sismológico entre Huelva y Sevilla.

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Sobre la firma

Luis Barbero
Es subdirector de Actualidad de EL PAÍS, donde ha desarrollado toda su carrera profesional. Ha sido delegado en Andalucía, corresponsal en Miami, redactor jefe de Edición y ha tenido puestos de responsabilidad en distintas secciones del periódico.

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