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Los "cazatesoros" cifran en cuatro billones el valor de los restos de los galeones hundidos en Cádiz

,El fondo del litoral gaditano es de oro y de plata, y no es literatura. Los más acreditados cazatesoros del mundo así lo acreditan y, por primera vez, se han atrevido a dar una cifra: Más de cuatro billones de pesetas. Ese es el valor estimado en el mercado de los metales preciosos y las piedras preciosas enterradas en el lodo de la costa de Cádiz, desde el Estrecho de Gibraltar hasta la desembocadura del Guadalquivir en Sanlúcar de Barrameda. Los datos los aporta el presidente de la Asociación española de Rescate de Galeones, José Manuel García Meocal. Este colectivo estima que sólo en la barra del Guadalquivir hay 400 pecios ( restos de barcos naufragados).

Las revelaciones se recogen en el primer capítulo dedicado a los galeones de la serie Cádiz y el Mar coproducido por el Servicio de vídeo de la Diputación provincial de Cádiz, Canal Sur y Diario de Cádiz, y que saldrá a la venta los próximos 8 y 15 de agosto, con guión y dirección de Fernando Santiago. Uno de los testimonios estelares de la producción lo aporta Mel Fisher, considerado el mayor cazatesoros del mundo. En su museo de Cayo Hueso en Miami (Florida) se exhibe el Nuestras Señora de Atocha, un galeón español que partió del puerto de Cádiz en 1622. Regresaba a este puerto, cargado de oro y plata cuando se hundió. Fisher tardó 15 años en encontrar el primer lingote de plata del buque. Hoy ha vendido a través de su joyería, oro, plata, y esmeraldas por valor de 400 millones de dólares. Esta voz autorizada calcula que en la costa de Cádiz hay unos 700 restos de galeones hundidos. Y hace una propuesta a las autoridades españolas: su empresa, Slavors Treasure se pone manos a la obra y empieza a rescatar metales preciosos a cambio del 80% del beneficio. El resto para el Estado español. "Buscaríamos tesoros en Cádiz si pudiéramos hacerlo al igual que en Florida, pero es una actividad muy peligrosa. En Cádiz el tiempo es horrible, el agua está turbia, hay mucho peligro y muchos gastos. El 80% de lo que obtengamos debe ser el premio por el salvamento", dice este cazatesoros de 75 años, que guarda su primer recuerdo de las costas gaditanas cuando en la década de los sesenta fue interrogado por "dos señores que llevaban un gorro de Napoleón". La Guardia Civil vigilaba las costas. Estimaciones En el Museo de Fisher, un doblón de plata cuesta 200.000 pesetas con certificado de garantía. Los historiadores estiman que la producción de monedas de los españoles en América, entre 1492 y 1830, en más de 4.000 millones de pesos en oro y plata. El 10% de del total de los metales tr que se hundieron permanecen bajo el lodo en el litoral gaditano. No en vano, Cádiz era el puerto de referencia y la cabecera del comercio con las Indias. Los barcos naufragaban por distintas causas: las tempestades, la impericia de los pilotos y en ocasiones la picaresca, ya que algunos e hundían adrede con el objeto de recuperar la mercancía. De la campana de aire que utilizaban entonces para recuperar parte del oro, al sonar de barrido lateral que utilizan los hombres de Fisher han pasado tres siglos. No obstante la documentación si sigue siendo lo prioritario. Y la mejor fuente sigue siendo el Archivo de Indias en Sevilla. Allí tiene su equipo desplazado la firma americana. En 1992, con motivo de la Expo, la organización encargó un trabajo de prospección previo a la empresa Arqueomar. Fue el proyecto Galeón, en el que se invirtieron 200 millones de pesetas. La firma, con sede en Madrid y de accionariado hispano-americano, estableció un mapa con cinco galeones localizados: El Santa Cruz, hundido en Cabo de la Plata, el Nuestra Señora de la Caridad, frente a la Playa de la Reglaa en Chipiona, el San Pedro y San Pablo, en la barra de Sanlúcar, el San Francisco Javier, localizada cerca de la punta de San Sebastián y el San Juan Bautista frente al Castillo de Santa Catalina en Cádiz. Fue un buen princpio que quedó sólo en eso. Oro Otros cazateosoros como Michel Paret o Robert Marx conocen bien la costa de Cádiz y contrastan la veracidad de los datos. Y Fisher que conoce bien el oro concluye: "Es deslumbrante, cegador y hermoso. Es el único metal que produce fiebre. El oro reluce, no se oxida, no se pone verde y brilla para siempre".

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