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Joan Brossa expone su obra en la Huerta de San Vicente, inspirada en la influencia de Lorca

La casa museo de la Huerta de San Vicente, la última residencia de Federico García Lorca, será el escenario, hasta el próximo mes de septiembre, de toda una serie de obras, como poemas-objeto, poemas visuales, esculturas y publicaciones, del artista catalán Joan Brossa que, bajo el título Brossa... piensa en Federico, es un homenaje de la vanguardia catalana al poeta granadino. La exposición, organizada en colaboración con la Residencia de Estudiantes de Madrid, tiene su origen en una visita que hace dos años Brossa efectuó a la huerta.

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Un total de 40 obras, entre las que se encuentran los llamados poemas visuales, en donde es tan importante el contenido escrito como la forma -caligrafía, dibujo o el efecto a la vista que produce-, los poemas-objeto (con diferentes asociaciones de ideas), esculturas y trabajos realizados desde 1941, en que Brossa comenzó su carrera, hasta 1998, conforman la muestra, que mantiene la línea de seguir conectando a García Lorca con las nuevas vanguardias españolas. Brossa demuestra con su exposición que el poeta granadino, al que conoció a través del primer romancero gitano, siempre ejerció una notable influencia en su obra, como ya hubiera sucedido anteriormente, en vida de Lorca, con Salvador Dalí o Sebastiá Gasch. De hecho, el artista reproduce a su manera los famosos ready-made de Duchamp, obras surrealistas de los años veinte que consistían en la unión de dos objetos cotidianos que nada tuviesen que ver entre sí y en la asociación de ideas que podía creer a raíz de su contemplación conjunta. El artista catalán presenta en la muestra también varios poemas experimentales inéditos y algunas de sus publicaciones para expresar, según los responsables de la Huerta de San Vicente, cómo él y Lorca comparten "un mismo sentido de la libertad y la imaginación vital y estética". Joan Brossa se ha venido caracterizando, desde que inició su trabajo a comienzos de los años cuarenta, por sus arriesgadas apuestas visuales y su compromiso con una vanguardia artística cuya evolución se truncó en España con la guerra civil. El artista reivindica en su obra lo experimental en todos sus aspectos, tanto poéticos como dramáticos y plásticos. La exposición, que podrá contemplarse hasta el próximo 15 de septiembre, se complementa con otras que ya se han llevado a cabo en la Huerta de San Vicente y que reivindican el importante papel que tuvo Lorca en su tiempo y la forma en que influyó, sobre todo, entre sus propios amigos, como es el caso de Los putrefactos de Salvador Dalí y García Lorca, Los dibujos de Gabriel Celaya y Signos de amistad. La Huerta de San Vicente, dirigida por la sobrina del poeta, Laura García Lorca, pretende, con exposiciones de este tipo, reivindicar el papel que en su tiempo tuvieron centros como la Residencia de Estudiantes, de Madrid, en donde Lorca, Dalí y Buñuel se conocieron, y que fue todo un referente cultural.

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