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Foster crea una 'nave' futurista en Valencia

Los Reyes inauguran el Palacio de Congresos diseñado por el arquitecto británico

Una nave futurista plantada en medio de un erial destinado a convertirse en un moderno barrio abrió ayer sus puertas en Valencia. Se trata del nuevo Palacio de Congresos, diseñado por el británico Norman Foster, que los Reyes inauguraron ayer por la tarde. A pesar de no estar acabado -quedan "algunos remates", reconoció el propio Foster-, el recinto albergará hoy el primer evento, precisamente un congreso de arquitectura. El edificio ha supuesto una inversión superior a los 5.000 millones de pesetas y está enclavado en la salida de Valencia por el oeste.

Los valencianos lo han bautizado ya como la sardineta (la sardinita), aunque también recuerda a un barco. Las formas del edificio proyectado por Norman Foster han dado pie a diversas interpretaciones. Pero el arquitecto británico no pensaba en nada de eso cuando concibió su proyecto. "Lo hice pensando en las condiciones especiales de Valencia, tratando de aprovechar su identidad", dijo ayer, tras la inauguración. Y entre esas condiciones, además del mar, sobresale sobre todo el tratamiento y aprovechamiento de la luz, como destacó Foster.El Palacio de Congresos, que hoy mismo iniciará su actividad con un encuentro sobre Arquitectura y las ciudades en el siglo XXI, dispone de dos auditorios con capacidad para 1.500 y 500 personas, un espacio multiusos capaz de albergar hasta 250, y nueve salas de comisiones de diferentes tamaños. Cabinas de interpretación, un área de exposiciones, los servicios de cafetería y restaurante, completan la oferta del singular edificio, de tres alturas, con 7.000 metros cuadrados de planta y 15.500 metros cuadrados de edificación. El proyecto, que fue adjudicado a las empresas Dragados y Cubiertas por 3.500 millones de pesetas, ha costado finalmente más de 5.000 millones.

El proyecto de Norman Foster destaca ahora junto a una gran avenida que en el futuro se convertirá en el eje de un moderno barrio. Pero el emblemático edifici, revestido de cristales y hormigón, corre el peligro de quedar oculto, víctima de la especulación, entre los enormes edificios que el Ayuntamiento que gobierna Rita Barberá, del PP, ha proyectado para la zona. Foster no se mostró ayer muy preocupado por esta cuestión, y señaló que "la naturaleza de la ciudad es crecer, renovarse a sí misma". El arquitecto británico dijo que lo que cuenta es "el balance final". Foster se declaró "absolutamente deleitado" con el resultado final de su proyecto, aunque todavía quedan "algunos remates". Foster dijo que era "magnífico ver el edificio lleno de gente, porque está para eso, para recibir gente que intercambie ideas".

Para Salvador Lara, profesor de Estética en la Escuela Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Valencia, se trata de "un gran edificio, muy bien implantado" y con un "magnífico" efecto visual. Pero Lara alerta del peligro de que "al pairo de una actuación urbanística espectacular como esta, se pongan en marcha proyectos especulativos".

Según este profesor, ya se han dado casos en Valencia de "creación de subciudades inhabitables, con densidades brutales", aprovechando el tirón de proyectos emblemáticos. Lara cita como ejemplo el área de la avenida de Francia, junto a la Ciudad de las Artes y las Ciencias, donde, en su opinión, la especulación desembocará en la construcción de un barrio muy distinto al proyectado y, sobre todo, de peor calidad.

El rey Juan Carlos, que inauguró el edificio acompañado por la Reina, descubrió una placa colocada en el vestíbulo principal antes de los discursos de rigor y de recorrer las dependencias del complejo junto a Rita Barberá, el presidente del Consell, Eduardo Zaplana, y el ministro de Fomento, Rafael Arias Salgado.

El acto, al que asistieron más de 1.500 invitados, fue aprovechado por un nutrido grupo de bomberos para manifestarse en demanda de mejoras laborales. Tocados con sus cascos, los bomberos desplegaron una pancarta con la leyenda El buitre de Zaplana nos chulea la ley de emergencias. Las fuerzas antidisturbuios los mantuvieron a raya.

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