Desalojo de parados en la capital histórica
Para preparar la llegada del presidente Bill Clinton y de sus numerosos acompañantes, la policía local de Xian ha clausurado varios mercados callejeros en los que trabajadores en paro venden quincallas domésticas y alimentos para ganarse la vida. Los conductores de triciclos, símbolo de la pasada pobreza de China, también han sido prohibidos en las zonas que visitará el presidente."La visita de Clinton puede traer algunas ventajas al Gobierno, pero para nosotros supone una alteración total en nuestras vidas", se lamenta Ling Wenfang, de 36 años, uno de los vendedores callejeros expulsados. Hasta que la policía le impidió seguir trabajando, Ling, que perdió su empleo en una empresa de construcción hace dos años, ganaba el equivalente a 15.000 pesetas al mes vendiendo bebidas y helados en su carromato de madera situado junto al hotel Jinghua Shangrila, en el que han sido instalados parte de los periodistas que cubren la visita.
Ahora Ling ha pasado al ejército de parados en esta histórica, polvorienta y contaminada capital de provincia de segunda fila que es, además, un centro de la industria bélica.
Xian es un muestrario de contrastes. Es recordada como la principal capital de China, base de las dinastías Sui y Tang, rival en grandeza y poder de Roma y Constantinopla. Dentro de sus altos muros de piedra, que todavía están en pie, vivían comerciantes, artistas, artesanos, mercaderes y una amplia comunidad extranjera. Entre las religiones que florecieron había seguidores de Buda y de Zoroastro, del islam y del cristianismo nestoriano.
Turismo salvador
Pero hoy Xian está plagada por el desempleo y sobrevive básicamente gracias al turismo alimentado por las memorias de su glorioso pasado. Al despejar los mercados callejeros como el del hotel Jinghua, las autoridades de Xian se aseguran de que Clinton y sus acompañantes no entren en contacto con este creciente problema urbano, consecuencia de la dolorosa transición económica.Otra de las medidas para acicalar Xian ha sido el cierre de las tiendas que venden películas estadounidenses pirateadas en videodisco.
Pero lo que no han podido ocultar son los numerosos cuarteles, academias militares y fábricas de armas que sostienen la economía de la región de Xian. No obstante, las autoridades han asegurado que todo quedará lejos de la vista del presidente. Clinton -muy criticado por los republicanos en Washington, que le acusan de haber permitido que empresas norteamericanas en el sector de los satélites compartan tecnología avanzada con Pekín- no puede permitir que se le relacione con el Ejército de Liberación Popular o que se le vea visitando sus numerosas derivaciones en la industria militar. "Puedo garantizarle que no hay un solo acto relacionado con los militares en todo el viaje", dice una fuente diplomática.
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