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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Las mujeres

A las puertas del siglo XXI la gran mayoría de las mujeres nos sentimos seres independientes y autónomos, tanto, que nuestras reivindicaciones no son que nos aplaudan lo bien que cocinamos, lo sensibles o lo monas que somos. Tampoco agradecemos compartir la vida en compañía y no como apoyo al guerrero. Eso ha quedado para miles de mujeres, en la Historia, gracias al trabajo y lucha del movimiento feminista. Sin embargo, somos conscientes de la sangrante situación que viven las mujeres. La Constitución dice que los españoles somos iguales ante la ley, pero ya aquí se manifiesta la discriminación y como consecuencia la invisibilidad del ser mujer, pues somos españolas, ciudadanas, candidatas, etc., etc. Pero no sólo la Constitución, las administraciones, la banca, los medios de comunicación y todo ente que se dirige a la ciudadanía invisibiliza a las mujeres, esto sólo como observación. El hecho es que las mujeres que pueden obtener títulos nobiliarios están a expensas de sus hermanos, las mujeres que quieren ser empresarias e intentan abrirse camino, la pregunta por excelencia es: ¿está usted casada? No menos tributos tienen que pagar las mujeres en la política, donde mayoritariamente tienen que aceptar horarios, propuestas y dedicación plena teniendo que llegar más tarde a casa a cumplir con su deber de madre y esposa, habiendo salido de un Parlamento donde la ley del aborto, que es evidente a quiénes les repercute, se quede encima de la mesa porque los parlamentarios tienen otros menesteres o consideran que hay temas más urgentes que presentar. Por todo lo anterior, y porque desafortunadamente Lidia Falcón dice, y tiene razón -"las mujeres constituimos la clase más explotada y oprimida del mundo. Por detrás de los obreros, de los negros, de los indios y de los mendigos, apaleadas y humilladas por éstos, se hallan las obreras, las negras, las indias y las mendigas", las feministas no vamos a callarnos hasta que los derechos de las humanas no sólo sean ley sino hechos.- Presidenta de la Plataforma Andaluza de Apoyo al Lobby Europeo de Mujeres.

Clásicos andaluces

Lo que ha quedado claro, después de leer muy atentamente su carta, publicada el 8 de junio, es que en el archivo sonoro de Canal Sur Radio no se dispone ni siquiera de una sola grabación con que complacer a los oyentes del Officium Defunctorum, de T.L. de Victoria, la más colosal obra del genial polifonista español. Y esto después de cuatro años de emisión de su programa, dedicado a la difusión de la música culta en general y en particular a la de nuestra tierra (y que me parece muy de agradecer y salvaguardar, en medio de la deplorable programación actual de Canal Sur). Sí dispone, en cambio, de los reducidos Oficios de Difuntos del maestro sevillano C. De Morales (más conocido hoy, sin duda, por algunas misas, magnificat y motetes), que usted intercambia fácilmente por los más célebres y bastante representativos de Victoria. Parece un pequeño matiz -es verdad-, pero puede arrojar algo de luz sobre el fondo de nuestra discrepancia. Si este desencuentro, originado al parecer por un malentendido, surte el efecto de ampliar la discoteca de Clásicos andaluces en beneficio, entre otras obras, de la anteriormente citada, daré por bien empleadas esta carta y la anterior, que han nacido con el ánimo de llamar la atención sobre la necesidad de mejorar la calidad de la programación del principal medio público andaluz. Finalmente, debo indicarle que, con las inevitables lagunas del común de los mortales, la falta de atención que usted me achaca no es tanta que me haya impedido percibir su falta de precisión al identificar la transcripción para guitarra por Andrés Segovia de la gavotte de la Suite nº 6 para chelo BWV 1012 de Bach, que sonó en su programa, simplemente como la gavota de la Suite en Re (¿?) .-

Enseñanza pública

Últimamente se viene repitiendo con insistencia que no hay por qué enfrentar la enseñanza pública con la concertada. En realidad, el enfrentamiento es inevitable: desde el momento en que hay un tipo de enseñanza subvencionada públicamente que permite seleccionar a sus alumnos, la dinámica de la adulteración se pone en marcha: los padres buscan pedigrí y mejores compañías, mientras que los colegios públicos van quedando como "centros de refugiados sociales". Cada concierto concedido es así una "vuelta de tuerca" al cuello de la enseñanza pública. Por ello, la reivindicada homologación de los profesores concertados, en tanto que implica la inversión de más dinero público para que la concertada afile mejor su guillotina clasista, contribuye poderosamente a profundizar, extender y malignizar la discriminación. Como profesor de la pública, como ciudadano que no desea la institucionalización de las exclusiones sociales y, sobre todo, como padre, es esta discriminación la que me lleva al rechazo y no ciertamente la etiología que se nos diagnostica ("insolidaridad", "frustración", "resentimiento", entre otras lindezas).-

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