_
_
_
_

Una testigo reconoce que Maeso usó dosis extra en alguna intervención

El ex gerente de La Fe investigó la posible toxicomanía del médico

Las declaraciones de nueve ex compañeros de Juan Maeso, el anestesista imputado por el brote de hepatitis C detectado en dos hospitales de Valencia, no fueron concluyentes, pero aportaron ayer "indicios" sobre las supuestas irregularidades que el facultativo pudo cometer. De entrada, una enfermera señaló que el médico usó en varias ocasiones "más dosis de las normales" en las anestesias que aplicaba a sus pacientes.

"La investigación avanza positivamente". Ésa fue la conclusión de varios de los abogados presentes durante las comparecencias ante el juez de nueve ex trabajadores de La Fe, el hospital público en el que se ha detectado el brote de hepatitis C. Aunque los testimonios de los sanitarios adolecieron de "una alarmante falta de memoria", siempre según las mencionadas fuentes, revelaron ciertas "contradicciones que pueden acelerar, y mucho, la investigación" abierta en el Juzgado de Instrucción número 5 de Valencia.En principio, una de las enfermeras que trabajaba con Maeso (responsable de casi un centenar de contagios, según un estudio epidemiológico de la Consejería de Sanidad) reconoció que el anestesista "utilizó en ocasiones más dosis de opiáceos de las normales". La trabajadora no sugirió que el facultativo cometiera irregularidad alguna, aunque sí aseguró que Maeso, tal como hacían otros facultativos, manipulaba a su antojo, sin la presencia de testigos, las dosis de anestesia con las que trataba a sus pacientes. El juez trabaja con la hipótesis de que Maeso pudo inyectarse las sustancias que aplicaba a los enfermos

Ocho horas

Ésa fue la línea de las declaraciones que ayer escucharon, durante cerca de ocho horas, el juez, el fiscal y los abogados de las acusaciones. "Maeso es un buen profesional", dijeron las enfermeras; "no tenemos constancia de que sea adicto a los opiáceos", comentaron las supervisoras de quirófanos; "ni conocemos ni tuvimos queja alguna de su comportamiento", sentenciaron un médico y un farmaceútico. No obstante, hubo fisuras. Alguno de los declarantes acabaron por reconocer que eran conscientes de los rumores que señalaban que Maeso era, en cierta manera, drogodependiente. El ex gerente del hospital La Fe fue más lejos.Enrique Trull reconoció que en 1995 -fecha del inicio del brote-, tras recibir oralmente una queja de la dirección de enfermería, inquirió a Maeso acerca de su supuesta toxicomanía. El anestesista lo negó lacónicamente -"¿cómo me preguntas eso?", respondió- pero el entonces gerente conminó a otro médico a que controlara a su colega. Sin embargo, Manuel Bustos, que ayer compareció, negó la existencia de tal mandato, pese a que los rumores salpicaban a otros dos anestesistas. Uno de ellos fue hallado ese año en los lavabos de un local público, muerto a causa de una sobredosis.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_