Una plaga de hongos pone en grave peligro 2.000 hectáreas de pinares

Los pinares del sureste de la región corren grave peligro a consecuencia de un plaga de hongos que les afecta desde finales de 1997. Ya han resultado dañadas unas 2.000 hectáreas. Los hongos, que se han desarrollado de forma masiva y con gran celeridad a causa de las abundantes lluvias de los dos últimos años, secan las hojas de los pinos (acículas), obstruyen los conductos de la savia y, finalmente, secan el árbol.

Desde la Consejería de Medio Ambiente se reconoció ayer que los pinares del sureste tienen dificultades para soportar las numerosas colonias de hongos que han surgido tras dos años consecutivos de lluvias intensas. "Los pinos están adaptados al clima seco de la región. Sin embargo, tan copioso régimen de lluvias ha modificado su hábitat. Los hongos con los que convivían los pinares, y que nunca les habían afectado gravemente, se reproducen ahora de forma masiva y los ponen en peligro".

Medio Ambiente recuerda que no hay, de momento, ningún remedio conocido que pueda hacer retroceder la plaga. Sus técnicos están alarmados "a la vista de la rapidísima evolución del proceso, de consecuencias imprevisibles para la conservación de las masas" forestales. La Comunidad, en un intento de solucionar el problema, fumigó ayer con avionetas 50 hectáreas de pinares. Se utilizaron dos potentes fungicidas: benomilo y ciproconazol. Un informe de la consejería revela que "los tratamientos fungicidas en el sector forestal no se han realizado nunca, y no existen datos sobre los resultados de la aplicación de estos productos".

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