La UE apoya de antemano una eventual acción armada en Kosovo bajo el paraguas de la ONU
Los ministros de Exteriores de la Unión Europea se pusieron ayer de acuerdo sobre la crisis de Kosovo. Ante la creciente tensión en la zona y el claro liderazgo diplomático de Estados Unidos, la UE apoyó una eventual intervención armada internacional bajo los auspicios de la ONU. Es decir, adelantaron el sí a cualquier acción de fuerza que Washington pueda pactar con Rusia y China en el Consejo de Seguridad.
Los Quince acompañaron esa declaración con una decisión simbólica: prohibir de nuevo las inversiones comunitarias en Serbia (no en Montenegro), una prohibición que estuvo vigente unos días el mes pasado pero que fue levantada como premio a Slobodan Milosevic tras la reunión de éste con Ibrahim Rugova, el jefe de los albaneses de Kosovo, para poner en pie negociaciones ahora interrumpidas sobre el futuro de la provincia serbia de mayoría albanesa. Horas después, EE UU anunció la congelación de los bienes del Gobierno serbio en el exterior y una prohibición de inversiones en este país, informa Javier Valenzuela desde Washington.El Gobierno de Milosevic, como hiciera tras su primera oleada represiva en marzo ha organizado una visita guiada para diplomáticos acreditados en Belgrado por algunos de los escenarios de los últimos combates, en los que han muerto decenas de personas, centenares de casas han sido reducidas a escombros y miles de kosovares han abandonado sus hogares. «Esto ha sido un campo de batalla», asegura un diplomático occidental tras haber recorrido lo que queda de Decani, donde se han producido algunos de los más crueles enfrentamientos entre las fuerzas serbias y la guerrilla independentista de Kosovo (UCK). Una operación que Belgrado da ahora por finalizada.
La decisión de Luxemburgo en favor de una intervención militar en Kosovo no es tan explícita y se acoge a los vericuetos del lenguaje diplomático. Su manera de apelar a una acción armada se disfraza en una frase de las conclusiones: «La Unión Europea permanece dispuesta a presionar con otras medidas (además de la prohibición de inversiones) contra Belgrado si sus autoridades no desisten del actual uso excesivo de la fuerza en beneficio de un acuerdo político. En cualquier caso, la UE anima a las organizaciones internacionales de seguridad a continuar sus esfuerzos en ese sentido y a tener en cuenta todas las opciones, incluidas aquellas que requieren la autorización del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en relación al Capítulo VII», dice el texto.
Si las cosas comenzaran a ir muy deprisa, los ministros de Defensa podrían empezar a estudiar este mismo jueves en Bruselas algún tipo de medida concreta contra Milosevic, aprovechando la reunión de primavera de la OTAN. Rusia, a través de su ministro de Exteriores, Evgeni Primakov, que se encuentra en Alemania junto a Borís Yeltsin, ya ha manifestado su oposición a cualquier medida de fuerza.
«La voluntad europea no es tanto intervenir en Kosovo cuanto convencer a Milosevic de que esa intervención es posible», reconocieron en Luxemburgo fuentes de los Quince. El ministro español, Abel Matutes, admitió que la UE no puede ir mucho más allá porque no todos sus socios ven a Serbia con la misma hostilidad: es el caso, aunque no los citó, de Grecia, Francia e Italia.
Ejército y policía serbios aseguran haber recobrado el dominio de las carreteras comarcales, hasta hace unos días salpicadas por puestos de control del UCK. En Decani vivían unas 20.000 personas antes de que Slobodan Milosevic lanzara a sus fuerzas contra la localidad. Los kosovares acusan al régimen serbio de haber devastado la comarca en una operación de genocidio y purificación étnica.
Los líderes de los albaneses aseguran que al menos 52 personas han muerto a manos de las fuerzas serbias y otras 150 han sido hechas prisioneras. En los últimos días se ha producido un éxodo masivo de kosovares hacia Albania, que acoge ahora a más de 10.000 refugiados.
El diputado Javier Rupérez, presidente de la Asamblea Parlamentaria de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), se mostró ayer partidario de una «acción urgente y contundente» de la OTAN, informa Miguel González . Rupérez dijo a EL PAÍS que la situación de Kosovo se parece cada vez más a la de Bosnia al inicio de la guerra.
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