Los oncólogos de EEUU, por primera vez optimistas en la lucha contra el cáncer

Desde hace semanas se han estado difundiendo muchas y buenas noticias sobre el cáncer en seres humanos. En marzo, el Gobierno de EEUU anunció el primer descenso en el número de nuevos casos desde la década de 1930, así como una continuada disminución de las muertes debidas a esta enfermedad. Un mes más tarde, los funcionarios del Instituto Nacional contra el Cáncer de EEUU presentaron el primer medicamento que retrasa, si bien no necesariamente evita, el cáncer de mama en mujeres de alto riesgo.

Un estudio ha demostrado que el tamoxifen, que hoy se usa para evitar la reproducción del cáncer de mama, ayuda a reducir en un 45% las probabilidades de desarrollar la enfermedad en mujeres con alto riesgo. Más tarde, en abril, otros estudios mostraron que otro fármaco puede aparentemente reducir el riesgo de desarrollar cáncer de mama sin aumentar el riesgo del de útero, un efecto secundario del tamoxifen.

Terapias génicas

Las noticias alentadoras procedieron, sorprendentemente, de los oncólogos, los médicos que tratan a los pacientes de cáncer, normalmente cautelosos y escépticos acerca de las virtudes de los tratamientos. Buena parte de los 18.000 especialistas presentes en el congreso anual de la Sociedad Norteamericana de Oncología Clínica (ASCO) recién celebrado en Los Ángeles (EEUU) hicieron declaraciones entusiastas sobre la vanguardia de la investigación. En conjunto, los descubrimientos aportan luz en las escaramuzas de una guerra contra el cáncer que dura décadas. Con la quimioterapia llevada al límite, los oncólogos predicen que la siguiente generación de terapias se derivar  del descubrimiento de genes que supuestamente originan el cáncer.Sin embargo, la reunión resaltó el hecho de que, aunque el tratamiento contra el cáncer aumenta en complejidad, muchos médicos no ponen en práctica los nuevos conocimientos. Los especialistas opinan que la sociedad debe poner más empeño en hacer disponibles los tratamientos experimentales. Aunque algunos informes señalaban el fracaso de fármacos experimentales que originalmente parecían prometedores, y aunque los científicos procuraban dar una esperanza realista, algunos emplearon el término cura con más tranquilidad que la mayoría de sus colegas en el pasado.

El congreso se ocupó de los nuevos tratamientos experimentales que han sido probados en humanos, no de la investigación animal, como el reciente desarrollo de dos fármacos que parecen eliminar el cáncer en ratones al evitar el crecimiento de los vasos sangu¡neos del tumor. The New York Times recibió críticas continuas por una información reciente sobre este trabajo, al entender los médicos que era prematura. Aunque no criticaban la investigación propiamente dicha, los médicos dijeron que la información que The Times había dado sobre ella era prematura.

Algunos dirigentes explicaron que, en el pasado, varios fármacos que curaban el cáncer en ratones habían resultado ineficaces o peligrosos para los humanos. El cambio de actitud entre los oncólogos resultó sorprendente, y había muchas razones para ello. Una de ellas es la opinión de muchos oncólogos de que se encuentran en un punto crítico en la terapia contra el cáncer. Muchos de los presentes dijeron que creen que los recientes avances en genética y en biología molecular darán lugar a claras mejoras en el tratamiento de seres humanos. Otra es que los experimentos clínicos han encontrado nuevos usos para fármacos más antiguos, con lo que han aumentando las esperanzas de poder convertir ciertas formas de cáncer en una enfermedad crónica manejable.

Los ponentes expresaron su esperanza de que los fármacos contra el cáncer comiencen pronto a mantener a raya un tumor durante décadas, de la misma forma que la insulina mantiene vivos a los diabéticos aunque no cure la diabetes.