Los policías cayeron en un "error invencible"

Francisco Álvarez sostuvo ayer que todos los policías que participaron en el secuestro de Segundo Marey "cumplieron órdenes creyendo que era una acción secreta encargada por el Gobierno y que se encontraban ante un importante jefe de ETA". "Fueron los primeros sorprendidos cuando se comprobó que había sido un error, pero para ellos fue un error invencible", matizó.

El comisario, que reconoció haber sido visitado en la prisión de Logroño por Juan Alberto Perote, ex jefe de la Agrupación Operativa del Cesid, insistió en que "desde el ministerio hasta el último se sintieron muy frustrados" por el fiasco con Marey.

"Nosotros actuamos como policías, equivocados o no; eso lo dirá este tribunal. Pero nunca lo hicimos para formar parte de nada, de ningún grupo ni organización", insistió Álvarez en una exculpación colectiva del delito de pertenencia a banda armada que les atribuyen el fiscal y las acusaciones.

Como jefe operativo del secuestro, Álvarez justificó la decisión de mantener a Marey secuestrado hasta constatar que no era de ETA, ya que muchos etarras, cuando son detenidos, llevan documentación falsa.

A preguntas del defensor José María Stampa, Álvarez reiteró que los policías "nunca tuvieron conciencia de que su actuación fuera ilícita" y que el secuestro fue "una orden del ministerio, transmitida en cascada". "En principio, era un halago a los que participaron por venir de donde venía la orden", dijo.

Álvarez aseguró que su intención al quedarse con Marey fue sólo profesional y que tenía previsto ponerlo a disposición judicial si se confirmaba que era de ETA o, en caso contrario, soltarlo.

"Cuando conviniese"

El comisario indicó que al detenido se le liberó también cuando lo ordenó José Barrionuevo, quien, a los tres días, ya dijo que se le pusiese en libertad "cuando fuese conveniente". Después justificó que no fuera liberado hasta diez días después de haber sido secuestrado porque había que aguardar a que Francia levantara la impermeabilizacion policial de sus fronteras.En contestación al abogado de Barrionuevo, Pablo Jiménez de Parga, Álvarez dijo también que el ministro le visitó en la cárcel de Logroño cuando estaba preso por orden del juez Baltasar Garzón para darle ánimos y decirle que, siguiendo con la línea que mantenían entonces los procesados -negar los hechos-, todo se arreglaría.

"Barrionuevo, de forma directa, nunca me propuso hacer nada ilegal", concluyó.