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Con la música a otra parte

La arquitectura gótica del Casc Antic de Barcelona, mezclada con el ambiente que proporcionan las terrazas de los bares, las exposiciones de pintura y las ferias de artículos artesanales, han hecho de la plaza del Pi uno de los lugares preferidos por turistas y barceloneses para pasear. Los músicos callejeros son otro de los atractivos que ofrece el lugar. Pero en este punto no todo el mundo está de acuerdo. Los vecinos de la plaza dicen estar hartos del "ruido incesante" que causan. Se quejan de que los músicos no cumplen con los horarios establecidos por la normativa municipal y protestan porque aseguran que el Ayuntamiento no les da soluciones. Aunque hace años que los vecinos protestan, hasta la semana pasada los balcones de la plaza no se engalanaron con pancartas denunciando la situación y organizaron una comisión para exponer sus quejas al Ayuntamiento. Afirman que "ahora no se puede vivir en la plaza por los grupos de música" y dicen que sólo pueden ver la televisión, leer o escuchar la música -la "elegida" por ellos mismos- durante los intervalos de descanso de los grupos. Las actuaciones callejeras están reguladas por un bando de 1989, que fija que a los grupos musicales les está permitido actuar siempre que cumplan con los horarios fijados y respeten el número de decibelios permitidos. Los vecinos aseguran que nada de esto se está cumpliendo, y por eso reclaman mayor presencia de la Guardia Urbana. También quieren entrevistarse con el concejal del distrito de Ciutat Vella, Joan Fuster, para pedirle que la normativa se modifique porque aseguran que la situación es insostenible. De momento, la primera petición no podrá ser atendida. Desde el Ayuntamiento les han contestado que la ciudad no dispone de suficientes agentes de la Guardia Urbana para incrementar la vigilancia en la zona y asegura que se cumple lo establecido. Respecto a la segunda reclamación, la comisión ha sido convocada mañana para hablar del problema. Los representantes de los vecinos sólo están dispuestos a hablar con Fuster y afirman que si no están conformes con las propuestas que les haga el concejal para resolver la situación, continuarán haciendo "acciones de todo tipo". Los músicos, la mayoría grupos de jazz, dicen que no entienden el porqué de la polémica ya que cumplen con lo establecido en el bando y, además, "dan ambiente a la plaza". Aseguran que se les está acusando de ser los responsables de todos los problemas cuando "el ruido proviene de los grupos de borrachos que se instalan en la plaza para seguir con la juerga".

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