La disputa de Cachemira
Al valle de Cachemira se le conoce por el nombre del Valle Feliz, pero eso sólo es una etiqueta ajada. Hoy, en Cachemira, se vive con miedo y se mira a los ojos a la muerte. Cientos de miles de soldados de Nueva Delhi guardan la integridad del único Estado indio donde la mayoría de la población es musulmana y aun así son incapaces de proteger a la minoría hindú, asaltada un día sí y otro tambien por bandas armadas proislámicas, los llamados militantes , de procedencia afgana o paquistaní. Es una lucha sin cuartel que ha producido más de 20.000 muertos desde que el conflicto entró en esta fase aguda, hace ya diez años. Lo que quieren los militantes es que Cachemira pase a ser parte de Paquistán, siguiendo el principio de la partición -hecho realidad a sangre y fuego en 1947- de que Pakistán, el País de los Puros, es el hogar de los musulmanes.En aquella confusa hora de la partición, el principado de Cachemira intentó salvaguardar la independencia, pero se vió arrastrado por los acontecimientos y acabó pactando su integración en India. Pakistán, se sintió robado de un territorio que confesionalmente le pertenecía y fue a las armas. India no iba a tolerar la perdida de aquellos valiosísimos 223.000 kilómetros cuadrados (casi la mitad que España) y respondió con la misma moneda: fue más de un año de guerra que concluyó al comenzar 1949 con una mediación de la ONU y un compromiso para celebrar un plebiscito, algo por lo que Nueva Delhi no pasa.
Desde entonces, la situación en Cachemira se desarrolla en una nebulosa parabélica, que se convirtió en guerra abierta durante 21 días en 1965 y que también reflejó en 1971 la mucho más importante guerra indo-paquistaní en la otra frontera, que acabó con la secesión de Pakistán Oriental y el nacimiento de Bangladesh.
Guerra de armas cortas
El Gobierno de Nueva Delhi acusa al de Islamabad de mantener vivo el conflicto fronterizo y de prestar cobertura a los militantes , eso cuando no hay intercambios artilleros entre las tropas regulares de uno y otro país. India ha perdido más de 1.700 hombres en estos diez años de «guerra de armas cortas» en Cachemira, más bajas que las sufridas en la guerra de 1971.El Gobierno nacionalista del Barathiya Janata Party (BJP, Partido del Pueblo de la India) hizo de la resolución del conflicto de Cachemira uno de sus objetivos electorales y aunque luego bajó el tono forzado por la necesidad de mantener unida la compleja coalición de 17 partidos que encabeza, ahora ha vuelto a esgrimir esa bandera. El hasta hace poco presidente del BJP y hoy ministro del Interior, el incendiario Lal Krishna Advani, dijo nada más probar India sus cinco artefacto nucleares: «Islamabad debería darse cuenta del cambio en la situación geoestratégica y renunciar a su política anti India, especialmene en lo relativo a Cachemira«. Pakistán ha hecho estallar otras cinco bombas y ha vuelto a restablecer el viejo equilibrio geoestratégico. Pero la atmósfera está ahora más cargada aún de animosidad y odio.
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