Centenares de indonesios retiran su dinero del banco de la familia Suharto
Las primeras medidas adoptadas por el presidente de Indonesia, Yusuf Habibie, tras la dimisión de Suharto han sido saludadas por la comunidad internacional como un paso hacia la transición democrática. La Casa Blanca consideró ayer positiva la liberación de dos destacados presos políticos, al tiempo que el Fondo Monetario Internacional (FMI) reanudaba las negociaciones para sanear la debilitada economía indonesia. Pero centenares de clientes del Banco Central Asia (BCA), el principal grupo privado del país, participado por la familia del ex dictador, se han apresurado a retirar sus depósitos.
En Yakarta, los clientes del BCA forman filas interminables desde el lunes, el primer día que la entidad reabrió sus puertas tras la renuncia al poder de Suharto, para intentar recuperar su dinero. El banco pertenece al hombre de negocios de origen chino Sudono Salim, considerado el hombre más rico de Indonesia, así como a la familia Suharto, a través de la hija mayor del ex dictador, Siti Hardiyanti Rukhmana. Anthony Salim, responsable del grupo que controla el banco -que cuenta con unos activos totales de 13.500 millones de dólares (más de dos billones de pesetas)- aseguró ayer que ha aportado 100 millones de dólares para hacer frente a sus obligaciones.En medio de la retirada masiva de fondos, el principal experto del Fondo Monetario Internacional para Asia, Hubert Neiss, reanudó ayer sus conversaciones con el Gobierno indonesio para impulsar la recuperación económica del país. Neiss debe decidir ahora si aprueba la concesión del crédito de mil millones de dólares que quedó bloqueado antes de la dimisión de Suharto. «Las reformas económicas no serán eficaces si no hay estabilidad política», advirtió el director del FMI para Asia nada más llegar al aeropuerto de Yakarta.
El anuncio de la cancelación de algunos de los ventajosos contratos de los conglomerados empresariales del clan Suharto, como el de suministro de agua en la capital indonesia, coincidió el lunes con la renuncia de Yunis Habibie, hermano del presidente, al cargo de director de Desarrollo Industrial. La compapañía británica de aguas Thames Water ha reconocido la suspensión de contrato de Yakarta, en el que se había asociado con un grupo indonesio dirigido por Sigit Nardojudanto, hijo mayor de Suharto.
Las reformas emprendidas por el nuevo presidente de Indonesia, que ayer autorizó la creación de sindicatos independientes en el país tras 32 años de central única bajo control estatal, han sido vistas con optimismo por la Casa Blanca, que ha expresado su satisfacción por la promesa de Habibie de convocar elecciones libres. «Consideramos muy positivo que la dirección del país y el pueblo se concentren en las medidas para apoyar la transición hacia la democracia», afirmó ayer el portavoz de la Casa Blanca, Mike McCurry, quien también advirtió de que EE UU «espera próximos pasos de reforma política».
Habibie quiso también ayer buscar una alianza con la minoría china de Indonesia (un 4% de la población, que controla más de la mitad de la economía del país) con su visita al devastado barrio chino de Yakarta, escenario de los disturbios que hace dos semanas precedieron a la caída de Suharto. «No reconozco ninguna diferencia de raza o de religión entre los ciudadanos, y no toleraré que haya discriminación», proclamó el nuevo presidente.
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