La fiebre de las inauguraciones marca la apertura de la Exposición Mundial de Lisboa

La víspera de la apertura oficial de la Expo, que hoy presidirá solemnemente el jefe del Estado luso, Jorge Sampaio, estuvo marcada por la fiebre de las inauguraciones. Accesos, obras, carreteras y pabellones recibieron los últimos retoques antes de la apertura de la muestra, dedicada a la conservación de los océanos. El presidente español, José María Aznar; y el primer ministro luso, Antonio Guterres, inauguraron la primera autopista que une los dos países desde Galicia a Lisboa. Los Reyes llegan hoy a Portugal y mañana inauguran el pabellón de España, que ayer fue presentado a los periodistas.

Oficialmente todo está dispuesto para la apertura de la Exposición Mundial de Lisboa, aunque ayer se trabajaba a ritmo frenético para evitar problemas de última hora. El comisario Luis Miguel Enciso dirigió una visita al recinto español al que fueron convocados los periodistas desplazados a Lisboa. Durante los dos primeros meses de la muestra el pabellón español mostrará la exposición Las sociedades ibéricas y el mar a finales del siglo XVI, coordinada por el director del Museo del Prado, Fernando Checa, y que cuenta con 58 piezas originales de gran valor histórico y artístico.Entre ellas se encuentran un retrato de Felipe IV, de Velázquez; la emperatriz Isabel de Portugal, de Tiziano, o una escultura de San Antonio de Padua, de Juan de Juni. La muestra presenta diversos instrumentos de navegación y cartas náuticas de aquel periodo, en el que España mantuvo una especial vinculación con los océanos. Esta exposición pretende mostrar el potencial artístico y cultural de la Monarquía hispánica entre los años 1570 y 1620 que, después de los reinados de Carlos V y de su hijo Felipe II, se convirtió en un periodo especialmente fructífero para el desarrollo de la creación artística. Tras su cierre, el 26 de julio, el pabellón español acogerá una nueva exposición sobre Los 98 ibéricos y el mar que presentará obras de pintura y escultura de finales del siglo XIX y principios del XX.

El pabellón español ha sido diseñado por los arquitectos Juan Ignacio Macua y Pedro García Ramos y está formado por tres edificios en forma de cubo, en rojo y amarillo, de unos 10 metros de altura y una superficie de 1.644 metros cuadrados. España invertirá en la Expo de Lisboa cerca de 3.000 millones de pesetas, de los cuales 2.000 será sufragados por el Estado; 600 por empresas privadas y 250 por las comunidades autónomas.

Por otro lado, el presidente español, José María Aznar; y el primer ministro luso, Antonio Guterres, inauguraron ayer por la tarde el último tramo de la autopista que une Galicia con el norte de Portugal, lo que constituye la primera conexión entre los dos países por este tipo de carreteras. El resto de las autopistas actualmente proyectadas, especialmente las de Ayamonte (Huelva) y Badajoz, no han sido concluidas en Portugal.

Las autoridades lusas se mostraron ayer plenamente satisfechas del esfuerzo realizado para concluir las decenas de obras en marcha para la Exposición Mundial. El ideólogo de la muestra, António Mega Ferreira, lisboeta de 48 años, no duda del éxito de la muestra y considera que este acontecimiento resolverá «algunos graves problemas del inconsciente portugués», refiriéndose a la falta de confianza y energía de sus ciudadanos frente a proyectos tan importantes como el que se inaugura hoy. Asimismo, el ministro de la Presidencia y Asuntos Parlamentarios, António Costa, afirmó ayer al diario Público que el éxito de la Expo no se verá hoy y mañana sino que «se medirá a partir del próximo 1 de octubre», cuando la muestra haya finalizado.