La Habana homenajea a García Lorca
El IX Concurso y Festival Internacional de Guitarra de La Habana, dedicado este año a Lorca, concluyó ayer con una gran gala flamenca de Diego Carrasco, que puso broche de oro a diez días de recitales de embrujo. El festival, concebido y organizado por el maestro Leo Brouwer, no tuvo un momento de desperdicio: por las salas Covarrubias y Avellaneda del teatro Nacional desfilaron Manolo Sanlúcar y Carmen Linares, Pepe Romero, el griego Costas Cotsiolis, Carrasco y muchos otros intérpretes de primera calidad.Manolo Sanlúcar estrenó Locura de brisa y trino, obra musical basada en la vida y obra de Federico García Lorca. Carmen Linares le acompañó con su voz honda e inconfundible, logrando que el público cubano se sumergiese en una noche lorquiana de magia y sentimiento, que Sanlúcar logró construir con su guitarra. Pepe Romero impartió varias clases magistrales en La Habana, al igual que hizo Leo Brouwer, verdadera alma y estrella del festival.
Brouwer protagonizó el viernes pasado una de las noches más estupendas del festival al dirigir la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba, que interpretó Canción de gesta, del propio Brouwer, y Nocturnos de Andalucía, del compositor español Lorenzo Martínez Palomo, quien se hallaba presente en el teatro. En esta obra actuó como solista Pepe Romero.
La Sociedad General de Autores y Editores y la Fundación Autor, patrocinadores del Festival de Guitarra, no supieron o no pudieron impedir que la presentación de Brouwer coincidiese -exactamente a la misma hora- con el concierto que realizó el llamado Team Cuba, banda integrada por las siete orquestas de salsa más populares en la isla, un espectáculo también organizado por la SGAE.
Por un momento los organizadores temieron que esta infeliz coincidencia pudiese afectar el concierto de la Sinfónica, pero no fue así. El teatro se llenó, sobre todo de gente joven -muchos eran estudiantes del Instituto Superior de Arte-, y fue un éxito total. Brouwer dedicó el concierto a Silvio Rodríguez -que estuvo junto a él en el camerino hasta que salió a escena- y al pianista Chucho Valdés, quien antes de partir de gira a España actuó en una de las galas del festival.
El primer premio del concurso, dotado con 750.000 pesetas, lo obtuvo la cubana Rosa María Matos, un discípula aventajada de Brouwer que impactó al público por su sorprendente dominio técnico. El segundo premio fue para el japonés Yosui Oagui, y el tercero fue compartido entre dos cubanos, Osnel Rodríguez y José Lázaro Domínguez Rivas, quienes obtuvieron, además, respectivamente, los premios españoles Amallo Burguet y Celedonio Romero.
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