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Plaza critica el desinterés del pabellón español en la Expo de Lisboa por su "Pessoa"

El director califica la operación de despilfarro a pesar del éxito de su montaje

Pessoa, espectáculo que el viernes inauguró en Lisboa la programación teatral española en la Expo 98, ha supuesto un agridulce trago para su director, José Carlos Plaza, quien se muestra satisfecho con su trabajo y el de su equipo, algo en lo que coincidió el escaso público que acudió al estreno en el Coliseu dos Recreios. Pero también su enfado es grande: «Esto ha sido un despilfarro, ya que se ha dado un total abandono por parte del pabellón español de la Expo, que no se ha preocupado de que este montaje fuera visto ni siquiera por la colonia española en Lisboa».

La desesperación de Plaza fue comunicada por él mismo al comisario del pabellón español de la Expo, Luis Enciso, hace cinco días, cuando el director le comentó que no entendía que un trabajo que le encargaron hace año y medio para el que se han invertido en torno a 50 millones más el costoso alquiler del teatro, y en el que 34 personas llevaban trabajando desde hacía meses, no fuera anunciado. A ello habría que añadir que no se ha programado dentro de la Expo (ésta se inaugura el próximo 22 de mayo) ni en el Festival de los 100 Días, conocido evento cultural que precede a este acontecimiento.Entre las quejas que alega Plaza está el que los 5.000 carteles anunciadores con que querían empapelar Lisboa se han quedado en 500 y en el hecho de que en la publicidad, finalmente insertada por el pabellón español, apareció el viernes en algunos diarios una página en la que se veía una gran foto de unas bailarinas con tutú sobre la que, en una banda lateral y en letras pequeñas, se decía el nombre del director, del montaje y del teatro.

Anuncio de niñas

El resto de la página, media, se dedicó para insertar en grandes letras «pabellón español en la Expo». «Te pasas seis meses buscando el mejor equipo, los mejores audiovisuales, trabajando en profundidad, y luego te ponen un anuncio de niñas con tutú; ¿dónde está mi país que nos ha contratado?, ¿para qué y para quién hemos venido?», dijo.En los dos días previos al estreno Plaza insertó anuncios y contrató a una persona que le llevara la prensa. Todo ello pagado de su bolsillo, pero se lamentó de haber llegado tarde. «No se pueden hacer las cosas por hacer y que tras tanto esfuerzo no exista ni siquiera la habilidad de convertir este proyecto en una operación de prestigio», señaló.

Los temores de Plaza se cumplieron. El magnífico Coleseu dos Recreios, un singular edificio de 1875, con capacidad para 5.000 espectadores, aunque para las represetaciones de Pessoa se había reducido a 2.500, no llegó a 400 espectadores. Éstos al menos quedaron satisfechos con el montaje en el que Plaza escogió tres obras de Pessoa: Diálogo en el jardín de palacio, Salomé y La muerte del príncipe.

Estas piezas breves fueron convertidas por el director madrileño en un montaje multimedia, ecléctico y muy cercano al concepto contemporáneo de ópera, en el que confluían música, teatro de autor, proyecciones, orquestación, pintura, instrumentación clásica, sintetizadores..., todo ello en un sugerente y enorme escenario circular en el que el espacio escénico rezumaba teatro de vanguardia. El público acogió muy calurosamente el espectáculo con aplausos que sólo recibió la compacta compañía de actores, músicos y cantantes, entre los que destacaban Fernando Sansegundo, Nuria Gallardo, Juan Cánovas, Sonia Terol o Doris Calés, ya que Plaza y su equipo artístico, el compositor Mariano Díaz - hora y media de música-; el escenógrafo e iluminador Paco Leal, el figurinista Pedro Moreno y la coreógrafa Venise Perdikidis, no quisieron salir a saludar en señal de protesta.

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