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España le disputa a un millonario norteamericano los restos de un galeón

Ben Benson, un millonario norteamericano, afirma que el mítico galeón español hundido con un inmenso tesoro existe y se llama Juno. Benson dice haber localizado su pecio en las costas de Virginia y, según sus cálculos, contiene 700.000 monedas de oro y 22 toneladas de plata. Pero no está seguro de poder adueñarse del botín. El Gobierno de España reclama la propiedad de los restos del Juno, que, dice, era un buque de guerra y no llevaba ningún tesoro en el momento del naufragio.El Tribunal Federal del Almirantazgo de EE UU debe decidir este mes sobre el destino del Juno. Además del cazador de tesoros y del Gobierno español, el Estado de Virginia y el Gobierno federal norteamericano participan en el litigio.

Procedente de Cuba y de viaje a España, el Juno - una fragata, en realidad- se hundió en octubre de 1802 frente a la isla de Assateague, en las costas de Virginia, con 425 pasajeros a bordo y un tesoro que Benson calcula en 500 millones de dólares actuales (más de 70.000 millones de pesetas). Benson, un millonario de Michigan, obtuvo el pasado noviembre una licencia del Estado de Virginia para buscar y rescatar sus restos. El Estado norteamericano se llevaría un 25% de lo que Benson encontrara.

Ahora Benson dice haber encontrado el pecio y estar preparado para rescatarlo. Pero se enfrenta a la reclamación presentada por España a través de su embajada en Washington. España arguye que el Juno era un barco de guerra y que, de acuerdo con las leyes internacionales, sus restos son propiedad española.

Benson replica diciendo que España nunca le disputó al también cazador de tesoros norteamericano Mel Fisher los restos del galeón Nuestra Señora de Atocha, rescatados en los cayos de Florida en 1985 con 400 millones de dólares en oro, plata y joyas. Tras una dura batalla legal, un tribunal norteamericano sentenció que los tesoros abandonados son de quien los recupera.

La última palabra española es que, si hay rescate, España debería participar en el mismo y velar para que «sea respetuoso». Las piezas que pudieran obtenerse deberían tener un destino cultural público.

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