Panorámica de autores
JOSU BILBAO FULLAONDO Todos los fotógrafos, me dijo el difunto Joxe Mari del bar Corderito de Zarautz con cierto toque irónico, tendrían que venir como poco una vez en la vida a este pueblo para poder tomar la panorámica del "ratón" de Guetaria que se ve desde la playa, cuando se mira hacia el oeste. Sin lugar a dudas, estas vistas son uno de los mayores atractivos que ofrece este alegre pueblo costero. En cualquier caso, en la actualidad, aficionados y profesionales pueden encontrar mayor interés en la intensa actividad fotográfica que se despliega en las salas que el municipio tiene para exposiciones artísticas. Curiosamente no se trata de una actividad cultural esporádica, tampoco es un sarpullido icónico de primavera, es algo que, con mayor o menor regularidad, se hace durante todo el año. Hay quien pudiera pensar que es una dinámica un tanto trepidante que genera muchos huecos en los contenidos. La reflexión puede ser razonable, siempre se puede echar en falta una u otra cosa, pero la oferta que se ha dado en Zarautz este último mes de abril aglutina una diversidad de autores que en si misma es enriquecedora y para la que, aprovechando un esfuerzo tan loable, se hubiera necesitado más tiempo de exhibición. En Sanz Enea, uno de los locales, se ha recogido una colección de fotografías que conmemora el 50 aniversario de la puesta en marcha del procesado Polaroid. Se trata de una recopilación que nos describe cual fue el desarrollo tecnológico de las cámaras con revelado inmediato desde 1948 hasta nuestros días. Se deja ver el tanto alcance de su popularidad como las tendencias y recursos que desarrollaron con este sistema numerosos profesionales. Las fotos son tomas realizadas con este método por una pléyade de autores de renombre mundial entre los que destacan el paisajista Ansel Adams; Lucas Samara, pionero en la manipulación de estas innovadoras emulsiones; el artista "pop" Andy Warhol; Robert Frank maestro de la subjetividad fotográfica o el americano Philippe Halsman, especializado en ricos y famosos, del que se recoge su conocido retrato de Dalí. Lászlo Moholy-Nagy (1895-1946), de origen húngaro, profesor de Bauhaus, ha estado presente en la Galería Zazpi. Su talante polifacético permitió que durante los años veinte estuviese integrado en los grupos del movimiento constructivista que dominaban las vanguardias de las metrópolis internacionales. En 1922, Lucía, su mujer, le descubrió la fotografía. Un medio nuevo, mecánico, con menos ataduras academicistas que la escultura o la pintura, que le impulsó a experimentar sobre el fotograma, el fotomontajes, encuadres desequilibrados o superposiciones de negativos. Convirtió el sistema fotográfico en un banco de ensayo donde jugaba con la luz y con las formas. Las imágenes que ahora nos enseñan son pura creación, no se relacionan de una manera directa con su referente y priorizan el impacto visual a su materialidad concreta. Con su estilo fundó y propagó una corriente que se denominó la Nueva Visión. Como si la panorámica de lo que podemos considerar artístas-fotógrafos clásicos no fuera suficiente, el local deTorre Luzea guarda el Album de viaje del fotógrafo navarro Nicolás López. Se trata de una reflexión intimista que intenta plasmar a través del objetivo de su cámara con segmentos gráficos de su vida. Es la manifestación de un estado de ánimo donde el viajar no supone traslado geográfico sino un cambio en la percepción. Finalmente la joven donostiarra Idoia Unzurrunzaga ha dejado un ensayo cromático en la Galería Bidea. Con un estilo cargado de futuro, al que no se recurre con frecuencia, busca captar de una manera abstracta las formas de un entorno cuando se refleja en el agua en movimiento. Un mundo abierto que transporta a un mundo de ilusión.
