La historia sale a la calle

Mientras los dirigentes de 11 países trataban ayer de despejar en Bruselas los últimos escollos en torno la moneda única europea, Móstoles (196.500 habitantes) rompió la paz entre España y Francia. Durante dos horas este municipio del suroeste de la región se levantó en armas contra las tropas napoleónicas para rememorar la Guerra de la Independencia. Los dos alcaldes de 1808, Andrés Torrejón y Simón Hernández, firmaron un año más el bando bélico contra los invasores.La representación de la hazaña mostoleña comenzó a las 18.00 en la plaza del Pradillo, en el centro del municipio. Fue el momento en que nobles de la capital llegaron a relatar los acontecimientos que sucedían en Madrid. Mientras, el rey Carlos IV había abandonado la corte para huir a Bayona. Las familias acomodadas de Madrid informaron al fiscal de la Villa, Juan Pérez Villaamil, de las atrocidades de la capital. Éste, a su vez, se lo relató a los regidores. La reacción de ambos fue firmar un bando contra los franceses que levantó en armas a los mostoleños. Unas 250 personas pertenecientes a varias peñas se caracterizaron ayer con trajes de principios del siglo XIX. Las tropas francesas se enzarzaron en plena calle con los campesinos. Finalmente, los soldados galos rindieron las armas a los mostoleños.

Más de 3.000 personas tomaron el centro urbano para asistir un año más al levantamiento contra los franceses. Los dos alcaldes eran primerizos. El papel de Andrés Torrejón lo representó Ángel de la Mata, un soldador de 54 años que ha estado ensayando su papel durante más de un mes. A su lado, como Simón Hernández actuó Manuel Hidalgo, empleado de Banca de 53 años. Los dos se mostraron muy satisfechos con su papel. Manifestaron haberse emocionado en su primer día de regidores. "El lugar donde se representa el acto se ha quedado muy pequeño para toda la gente que acude. Estamos encajonados y deberíamos hacerlo en otros lugares como en Finca Liana [un parque de la localidad]", señaló De la Mata.

El papel de los franceses corrió a cargo de varias peñas. Algunos actores se sintieron durante la obra como verdaderos malos de la película. A pesar de ser los enemigos de los españoles, los protagonistas más pequeños dijeron verse atraídos por ellos. Así, algunos campesinos que no superaban los diez años confesaron querer ser, de mayores, soldados franceses.

Los himnos nacionales de los dos contendientes remataron el acto. Los dos regidores depositaron coronas de laurel en el monumento a los caídos del Dos de Mayo y en la antigua casa de Andrés Torrejón.

El responsable de prensa de la Embajada francesa, Thomas Waucquier, presenció la representación sin rencor alguno: "Francia y España son ahora países amigos y considero positivo que se representen hechos históricos", matizó el diplomático galo.