La paz en Pedralbes
La maravilla, el misterio y el misticismo envuelven al visitante de espíritu sensible que disfruta del privilegio de pasear en silencio, lentamente, por el claustro del Real Monasterio de Santa María de Pedralbes. Por su deambulatorio, mucho antes, han paseado su fe y su espiritualidad miles de pies, casi descalzos, de tantas otras almas que han dejado su leve pero profunda huella en el pavimento desgastado por el uso y la devoción. Su mensaje, el de las piedras, casi siete veces centenarias, tan quedo, requiere una dedicación especialmente ensimismada y atenta. Pero tiene su premio, el equilibrio y una inefable sensación de plenitud, que ellas transmiten en su quietud serena, empapan el alma del paseante. El claustro gótico de tres pisos más grande del mundo es una experiencia inolvidable, y un raro lugar de paz en esta enloquecida Barcelona nuestra que corre acelerada hacia el año 2000.- . .
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