Cascos niega sus promesas a Amedo y evita toda mención a sus contactos sobre los GAL
El vicepresidente primero del Gobierno, Francisco Álvarez Cascos, solemnizó ante la Comisión Constitucional del Congreso que "jamás" ha prometido "ni mucho menos comprometido" ningún tipo de gracia para el ex policía José Amedo. Admitió que mantuvo "algunas" reuniones "para tratar asuntos relacionados con el llamado caso GAL", pero no hizo, en tres horas y cuarto de comparecencia, la más leve mención a la reunión que sostuvo en el despacho del director de El Mundo, Pedro J. Ramírez, con éste y con el abogado de Amedo, Jorge Manrique. El PSOE le acusó de compló y de comprar la voluntad de Amedo y le anunció que pedirá que se remitan al Parlamento las cartas que, siendo ya vicepresidente, supuestamente le ha remitido el abogado del ex policía reclamándole los compromisos adquiridos en aquella reunión.
La máxima expectación rodeó la comparecencia de Álvarez Cascos. Y el vicepresidente primero del Gobierno mostró su estilo político, en estado puro, desde el primer minuto. Los ocho folios escritos de su primera intervención tienen uno para justificar sus convicciones democráticas, en los siete siguientes sintetiza los sumarios de los GAL y dedica unos últimos párrafos a asegurar que nunca prometió nada a Amedo ni a su letrado. Esta disección basta para advertir que Álvarez Cascos acudió al Congreso dispuesto a la batalla, sin una sola concesión y para convertir su comparecencia en un ataque muy personal contra el ex presidente Felipe González. Apenas había comenzado su intervención cuando hizo la primera cita del "ex presidente González Márquez" recordando que éste calificó de "incidentes" los "28 asesinatos" de los GAL.
El resto de la comparecencia del vicepresidente político fue el relato pormenorizado de todas y cada una de las actuaciones conocidas de los GAL, de todos y cada uno de los sumarios que los tribunales han abierto por estos supuestos, con mención expresa de los nombres de las víctimas y añadiendo a continuación citas textuales del libro En el laberinto, del ex jefe de prensa del Ministerio de Interior, Fernando López Agudín, en época del socialista Juan Alberto Belloch.
Álvarez Cascos manejó En el laberinto corno un auténtico martillo parlamentario para tratar de probar que fue el PSOE quien intentó todo tipo de acuerdos con Amedo y Míchel Domínguez, así como quien les prometió indultos en una operación conducida por el equipo de Belloch.
Alvarez Cascos fundamentó su andanada contra González en lo que calificó de "trama político-policial" que ha vuelto a resucitar en los dos últimos años, apoyada por el propio ex presidente "y sus aliados mediáticos", para "difundir patrañas y desacreditar al Gobierno .
La comparecencia de Álvarez Cascos había sido solicitada por [U, que le acusó de connivencia con el PSOE para diseñar una salida de punto final al caso GAL. Rosa Aguilar, su portavoz, centró más su intervención en este aspecto que en la visita de Cascos al despacho de Pedro J. Ramírez el 9 de diciembre de 1994, aunque éste fuese el enunciado de la petición de comparecencia. En todo caso, el vicepresidente no hizo la más mínima alusión a aquel encuentro.
Pero, pese a la actuación de IU, era evidente que los actores principales de la representación eran Álvarez Cascos y el Grupo socialista. El vicepresidente había convertido la comparecencia en una causa general contra el PSOE por el caso GAL y el portavoz socialista, Jesús Caldera, contraatacó con abundantes referencias generales al talante de Álvarez Cascos y del PP y algunas acusaciones de fondo: "Usted conspiró, complotó, comprometió, compró voluntades con finalidad política, sin importar sus consecuencias y con el consentimiento del señor Aznar".
Ése fue el eje de la intervención de Caldera unido al anuncio de que ayer mismo han pedido que se remitan al Congreso las cartas que -mantiene el PSOE- ha recibido Álvarez Casos, ya como vicepresidente, remitidas por Amedo o sus abogados en las que le pedirían que cumpla los compromisos que adquirió en 1994 a costa, según el PSOE, de que el ex subcomisario cambiase sus declaraciones y tirase de la manta de los GAL. La reunión en el despacho del director de El Mundo se celebró el 9 de diciembre de 1994 y Amedo comenzó a cantar la gallina ante el juez Baltasar Garzón el 16 de ese mes, precisó Caldera.
Alvarez Cascos siguió sin darse por aludido respecto de la reunión y concluyó que su comparecencia intenta cuestionar la victoria electoral del PP y mediatizar a actuación de los tribunales en los juicios sobre los GAL.
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