"Yo prefiero una losa que no sea de cal viva"

La confrontación entre el vicepresidente primero del Gobierno, Francisco Álvarez Cascos, y el Grupo Socialista en el Congreso tuvo momentos de especial dureza. En su intervención escrita, Alvarez Cascos acusaba al ex presidente Felipe González de que el 17 de marzo le amenazó con la caída sobre él "de una losa por este asunto".Ése era el texto escrito, pero en su comparecencia el número dos del Gobierno incluyó este trallazo: "Ruego que le digan al ex presidente señor González Márquez que lo único que me preocupa de esa losa es que no sea de cal viva". Se refería al asesinato de los presuntos etarras José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala.

En ese momento se organizó un buen guirigay en la sala donde se celebraba la comparecencia, pero el vicepresidente, fiel a su estilo, no sólo no se arredró sino que apostilló al oír que algún diputado socialista hablaba de indignidad: "No sé si es indigno lo de la losa o lo de la cal viva. Yo prefiero una losa que no sea de cal viva".

No fue la única referencia necrófila de la sesión. Cristina Almeida, diputada de Nueva Izquierda, advirtió en una primera ocasión su disgusto porque "se empiecen a tirar los muertos como se está haciendo aquí" y más tarde, mientras Álvarez Cascos retaba al PSOE -"a ver si ahora vamos a discutir que hay 28 cadáveres del GAL enterrados"-, Almeida levantó la voz desde su escaño y sentenció: "No presumáis de muertos nadie".

Justificaba su apelación porque a la mención de los cadáveres por parte de Álvarez Cascos, a diputada socialista Arantxa Mendizábal había apostillado:¡Hay muchos más!", y su compañero Alberto Aguiriano precisó en voz alta: "Cuarenta y tantos antes, que se os olvidan". Se refería a los asesinatos de miembros de ETA ocurridos entre 1976 y 1982.

El resucitado

Se habló también de muertos políticos y Álvarez Cascos atribuyó esta condición a Felipe González. Según afirmó: "Detrás de este debate hay un intento subliminal de descalificar el resultado e unas elecciones que han dado la victoria al Gobierno del Partido Popular y detrás de este debate está el deseo subliminal de obstruir unos procesos judiciales y, se consigue éxito en eso, que es la finalidad esencial, tenga usted la seguridad de que volverá, resucitado, el que ha perdido las elecciones del 3 de marzo del año 1996. Ésa es la finalidad concreta, la resurrección del derrotado el 3 de marzo de l996".Y una vez entrados en el terreno teológico de la resurrección, la diputada socialista Amparo Rubiales gritó: "¡El profeta!".

En el texto que transcriben os taquígrafos se recogen unas 90 incidencias durante el debate. Duró unos 190 minutos, lo que supone una media de un incidente cada dos minutos. Pese a ello, no se alcanzó el grado de crispación que se ha producido en el Congreso en otras ocasiones.