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NEUROLOGÍA: RECEPTORES

Nuevos datos sobre la 'marihuana' natural

, En 1988 Allyn Howlett descubrió que el principio activo de la marihuana (Cannabis sativa), el THC, surte su efecto cuando se acopla a un receptor cerebral específico (un receptor es la pista de aterrizaje donde deben posarse las sustancias para desencadenar una actuación fisiológica). Pero la existencia del receptor no podía deberse a que en el mundo exterior existiera una sustancia producida por una variedad de cáñamo. Tendría que haber otra razón, alguna sustancia del organismo con la que el receptor se acoplase. Guiados por tal razonamiento, los científicos emprendieron los trabajos de búsqueda.

En 1992, Raphael Mechoulam, un investigador de la Universidad Hebrea de Jerusalén, consiguió identificar en el cerebro una sustancia capaz de actuar sobre el receptor de los cannabinoides, una suerte de cannabinoide endógeno. Se trataba de un ácido graso poliinsaturado con un enlace químico del tipo amida. Mechoulam unió la palabra amida al término sánscrito "ananda", que significa "embeleso o arrobamiento", y bautizó su hallazgo anandamida. Una estrella de la neuroquímica había nacido, emulando lo ya ocurrido con los opiáceos a comienzos de los años setenta.

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Pregunta

¿Con qué finalidad el cuerpo humano secreta anandamida?, fue la pregunta obvia surgida a continuación.Actualizar las respuestas ofrecidas al interrogante fue uno de los ejes del Simposio Internacional sobre Cannabinoides y Cerebro realizado en la Fundación Ramón Areces en Madrid. De entrada, los especialistas congregados aclararon que no hay una única anandamida sino varias, algunas de las cuales extienden su acción por fuera del cerebro.

Hoy se sabe que la anandamina produce los mismos efectos que los cannabinoides de origen vegetal, activando funciones cerebrales ligadas a la percepción, el aprendizaje, la memoria, el estado de ánimo, el movimiento, la secreción de hormonas, la ingestión de alimentos y la regulación de la temperatura corporal, apunta uno de los organizadores del simposio, José A. Ramos, del Departamento de Bioquímica de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense.

Más específicamente, se piensa que la anandamida intervendría en la formación de la memoria a corto plazo, habida cuenta la alta proporción de receptores de cannabinoides en la región cerebral del hipocampo. Menos claro se presenta su intervención en el sistema inmune. Tibor Wenger, de la universidad húngara de Semmelweis, los relacionó con la reproducción y la fertilidad. Ramos mencionó su facultad inhibitoria del movimiento, al disminuir la actividad motora espontánea. Y Mechoulam consignó el efecto hipotensivo de la anandamida.

Aparte del ser humano, se han encontrado receptores de cannabinoides en mamíferos, aves, reptiles, anfibios e incluso insectos, aunque sólo se ha detectado anandamida en mamíferos. Su presencia en especies tan distantes refuerza la idea de que son compuestos con un protagonismo relevante y variado, si bien de momento los datos disponibles no permiten evaluar con precisión su importancia.

Las incertidumbres por despejar impiden definir si nos encontramos ante un nuevo sistema cerebral de neurotransmisión o de neuromodulación, indicaron los ponentes. Lo indiscutible es que "con la anandamida tenemos un nuevo actor en el control del sistema motor", indica Javier Fernández Ruiz, organizador de la reunión científica junto con Ramos. En otras palabras, "sabemos en qué procesos participa, pero no cómo lo hace, por eso ahora la investigación discurre en torno al metabolismo y los aspectos moleculares de este sistema", añade el científico. "Queremos averiguar como el organismo produce sus propios cannabinoides, cómo los almacena", añade Fernández Ruiz, quien subraya que la fabricación de anandamida sintética por los laboratorios ha facilitado considerablemente las pesquisas.

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