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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Condena a Papon

LA CONDENA a 10 años de cárcel a Maurice Papon por "complicidad en crímenes contra la humanidad" es algo más que el desenlace del proceso contra el más alto funcionario del régimen de Vichy jamás juzgado en Francia. Es la condena a esa parte de Francia que no sólo tiene un pasado vergonzoso, sino que ha intentado esconderlo, ignorando, como dijo Ortega, que, si no se le domina con la memoria, regresa como un fantasma y acaba por estrangular a los presentes. Para que los franceses recuperaran la confianza, De Gaulle magnificó el mito de la resistencia contra el ocupante nazi. En todos estos años, Francia ha intentado olvidar Vichy: no lo ha logrado. Las sombras del colaboracionismo y de la persecución de judíos y otros grupos han regresado.Papon representaba esa Francia de la todopoderosa Administración. Ejercía de secretario general de la prefectura de Burdeos. Era responsable de la Oficina de Asuntos Judíos cuando desde allí, entre 1942 y 1944, partieron trenes hacia los campos de la muerte con más de millar y medio de judíos. En este largo y complejo juicio, Papon se ha defendido con el argumento de la obediencia debida a las órdenes superiores y con que evitó las deportaciones de algunos "judíos interesantes". El Tribunal de la Gironda no le ha condenado por "complicidad en asesinato", lo que ha dejado mal sabor de boca en sus acusadores. El fallo reposa en la atenuante de que Papon no sabía que esos judíos eran deportados dentro de una política de solución final.

Papon se inventó un pasado de resistente y, como tantos otros, siguió ocupando altas responsabilidades con De Gaulle y fue ministro de Giscard d'Estaing. Aunque a sus 87 años no irá a la cárcel -los recursos demorarán aún más la sentencia firme-, el juicio habrá servido para refrescar la memoria de muchos ciudadanos. Sobre todo de las generaciones más jóvenes, para las que aquella época es parte de la historia.

Fueron muchos los franceses que ayer consideraron que se cerraba una página de la historia. Pero el pasado y la actualidad están muy relacionados. El antisemitismo de Papon entronca con el racismo de Le Pen; y el dirigente del Frente Nacional esgrime, cuando le atacan, su pasado de resistente. Bueno ha sido que el mismo día en que un tribunal condenaba a Papon, otra sentencia inhabilitara a Le Pen para presentarse a elección alguna en dos años -lo que le impedirá concurrir a las europeas de junio de 1999- por agresión a una diputada socialista en la campaña de junio pasado. Estas condenas no llegan a la raíz del malheur francés, pero pueden servir para que Francia reconozca su pasado.

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