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Arzalluz anuncia a Aznar una actitud de apoyo crítico del PNV al Ejecutivo

Luis R. Aizpeolea

La séptima reunión de la legislatura entre el presidente del Gobierno, José María Aznar, y el líder del PNV, Xabier Arzalluz, va a marcar un cambio cualitativo en las relaciones entre el Ejecutivo y sus socios nacionalistas vascos. Arzalluz advirtió ayer a Aznar que su partido pasará a una posición de "apoyo crítico" si se mantiene el bloqueo del desarrollo del Estatuto de Gernika. El PNV no quiere romper con el Gobierno, pero condicionará su respaldo a partir de ahora a que se acepten las enmiendas parlamentarias que presenten para cada proyecto.

José María Aznar manifestó a Xabier Arzalluz la voluntad del Gobierno de continuar el desarollo del Estatuto, pero no cedió ante la reclamación más emblemática del PNV: la cesión al Gobierno vasco de la cuota de formación del Inem.El "apoyo crítico" que prometen a partir de ahora los nacionalistas vascos va a afectar a los principales proyectos del Gobierno en el presente año, como la reforma del IRPF, la profesionalización del Ejército, el plan de empleo y la entrada en el euro.

Aznar intentó en su encuenro de ayer con Arzalluz, como a hiciera hace dos meses con jordi Pujol, buscar la futura participación del líder del PNV y su partido. "Hay proyectos muy importantes en marcha que necesitan el apoyo de los socios nacionalistas", manifesaron ayer desde La Moncloa. Arzalluz aceptó el debate previo sobre todos ellos, pero sólo prestará su apoyo si las enmiendas del PNV son aceptadas.

Normalidad

La cita, a iniciativa de Aznar, fue concertada hace más de un mes y confirmada tras la entrevista que mantuvieron hace dos semanas Arzalluz y el vicepresidente primero, Francisco Álvarez Cascos. La reunión, que duró dos horas y media, fue descrita por fuentes gubernamentales como un "encuentro dentro de la normalidad prevista". Aznar trató de hacer patente su simpatía hacia el líder nacionalista acompañándole hasta el coche.Formalidades aparte, el encuentro marcó el punto de inflexión de los pactos de investidura de abril de 1996 suscritos entre PP y PNV Ayer no hubo ruptura, pero el PNV empezó la cuenta atrás en sus dos años de respaldo al Gobierno del PP. El Gobierno cree que ha cumplido sus compromisos al haber renovado el concierto y el cupo vascos y al promulgar la ley de devolución del patrimonio histórico a los partidos.

Aznar quiso despejar los temores del PNV sobre un parón en el desarrollo autonómico. "Hay voluntad de desarrollo estatutario por parte del Gobierno. El marco está definido por los pactos y aceptado por ambas partes", manifestaron ayer desde La Moncloa al finalizar la reunión. No obstante, el jefe el Ejecutivo no pudo complacer a Arzalluz en su principal reclamación en este momento, como es la cesión al Gobierno vasco de la titularidad de la cuota de formación del Inem, algo que abriría la puerta al traspaso de lo que los nacionalistas vascos denominan "bloque social del estatuto de Gernika".

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También sigue pendiente, en este caso de una sentencia del Tribunal Constitucional, la segunda reclamación más importante para el PNV, como es la titularidad de las autopistas, que los nacionalistas esperaban para primeros de año.

Horas antes, en Bilbao, Arzalluz dijo que el Estatuto de Gernika "no está muerto como dicen algunos, está mutilado por la inseguridad jurídica del Estado español" y que el Tribunal Constitucional y el Supremo son "un peligro continuo para Euskadi". El ministro Mariano Rajoy le contestó: "Si no aceptamos las reglas del juego, es muy difícil regular la convivencia de manera ordenada".

El líder del PNV evitó la oficialización de una ruptura que, según fuentes nacionalistas vascas "no sería bien interpretada" porque podría atribuirse "al despecho del PNV por el rechazo al plan de pacificación del lehendakari".

Asimismo, el PNV cree que tampoco es oportuna una ruptura cuando España está a punto de entrar en el euro. Los nacionalistas vascos quieren ser copartícipes, igual que los catalanes, de un éxito al que creen que han contribuido.

Además, según las mismas fuentes, el PNV no necesita exteriorizar sus diferencias con el Gobierno, ya que han sido públicas en la política antiterrorista y en la autonómica. "Entramos en un periodo en que los apoyos o rechazos se verán en la práctica", concluyen.

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