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Netanyahu intenta frenar una nueva iniciativa de paz de Estados Unidos

Benjamín Netanyahu se siente acosado y no quiere nuevas iniciativas de paz. El primer ministro israelí se lo acaba de decir claramente al presidente norteamericano, Bill Clinton, mientras trata de zafarse por todos los medios de las presiones que conjuntamente están ejerciendo Estados Unidos y la ONU para que de una vez por todas reactive el agonizante proceso de paz, que se encuentra congelado desde hace exactamente un año."Espero que Estados Unidos cumpla sus promesas y que deje en manos de Israel establecer los límites de su retirada de Cisjordania", aseguró ayer desafíante Netanyahu en el transcurso de una reunión de su Gabinete, mientras reconocía el fracaso de unas gestiones personales efectuadas con Clinton, con quien habló telefónicamente por dos veces la semana pasada para tratar de convencerle por las buenas de que deje de presionarle y no anuncie públicamente nuevas propuestas de paz.

Sin embargo, la reacción airada del jefe del Gobierno israelí no podrá frenar la nueva iniciativa norteamericana. Clinton anunciará en las próximas semanas una nueva propuesta de "retirada creíble y sustancial de Cisjordania" y sugerirá la posibilidad de que ésta se efectue en un 13% del territorio actualmente controlado por el Ejército israelí y que supone cuatro puntos más de lo que la Administración Netanyahu ofreció al presidente palestino, Yasir Arafat, hace tres meses.

Esta nueva ofensiva norteamericana de paz se pondrá en marcha tras la visita que el enviado de la Casa Blanca para Oriente Próximo, Dennis Ross, efectuará a la región el próximo jueves, una vez haya finalizado el viaje del secretario general de la ONU, Kofí Annan, que se iniciará hoy en Gaza, desde donde se trasladará el próximo martes y miércoles a Tel Aviv y Jerusalén.

Annan intenta con este viaje solucionar otro conflicto de la zona, el de la ocupación por el Ejército israelí del sur de Líbano. Para ello quiere reactivar y actualizar la resolución 425, decretada hace 20 años, por la cual se exigío a Israel la retirada incondicional e inmediata del sur de Líbano y la liberación de una zona de 850 kilómetros cuadrados, que viene ocupando con la excusa de garantizar la seguridad del norte de su país. [Ayer tras entrevistarse con el presidente Hafez el Asad, Annan manifestó que Siria se muestra excéptica sobre la oferta israelí de retirada, informa Reuters.] El Gobierno israelí reclama como contrapartida el cese de hostilidades de los islamistas de Hezbolá y la salvaguardia de los miembros del Ejército del Sur de Líbano, así como de sus familiares.

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