El Marqués de las Dunas
El senador canario del PP acusado de prevaricación domina Fuerteventura
Le llaman El Marqués de las Dunas y a él le gusta. Se enorgullece de tener, a sus 58 años, nueve hijos. Además, desde hace veinte, domina el municipio de La Oliva, el más extenso y turístico de Fuerteventura. Pero ahora Domingo González Arroyo, senador y alcalde del PP, está por primera vez en el ojo del huracán. Su ex arquitecto municipal, Carlos Martínez, le ha denunciado ante la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Canarias por tráfico de influencias y prevaricación en la concesión de licencias urbanísticas. Según él, ha convertido el Ayuntamiento en un negocio privado.A las cinco y media de la madrugada, cuando aún no se recorta el sol en el horizonte, González acude a las cocheras de la corporación y distribuye el trabajo entre sus 250 empleados. Ninguno está sindicado y el consistorio ha sido sancionado con 120 millones por no pagar su IRPF.
"Yo los dirijo, uno a uno, a su tarea. Lo hago con el jefe de obra todos los días que estoy en Fuerteventura. No hay sindicatos porque no los quieren. Me aprecian porque soy el alcalde de los pobres. Los dos únicos democráticos que ha habido hemos sido mi padre y yo. Él, por el Frente Popular. Yo, por el CDS, la UCD y el PP. ¿Qué le parece?, plantea.
González obtuvo su puesto en el Senado por sólo dos votos y sus cometidos en Madrid -vocal de la comisión de Economía y Hacienda- le obligan a ausentarse varios días de la isla. Por eso trabaja también los sábados. Y con él, todos los funcionarios de un Ayuntamiento con 9.000 habitantes y un presupuesto de casi 3.000 millones de pesetas debido al boom turístico. Su sueldo lo cobra por horas y, según la oposición, pese a sus ausencias, factura una media de 30.000 pesetas diarias.
A estos ingresos hay que añadir los de diputado canario, senador y presidente de la urbanizadora Corralejo Playa, una sociedad mixta participada por el Ayuntamiento y Cahispa, SA de Seguros. También es presidente del club deportivo Corralejo y de Suministros de Aguas La Oliva, SA.
El senador contesta al períodista acompañado de una secretaria, que toma nota de las preguntas y respuestas, y de Juan Santana, el vicesecretario del PP, un militar en la reserva que reconoce haber estado en los servicios de información. "Soy un trabajador nato. Tengo tiempo para todo. Los domingos corto alfalfa, podo mis árboles frutales y atiendo a mi familia. Eso que le han dicho son insidias de los envidiosos y navajeros que quieren convertir las mentiras en verdad", afirma González.
El que quiera una licencia de obras deberá verselas caras con él en su despacho. Lo dicen las normas de la corporación. Es el estilo de González. Toda la población se ha prestado al juego. Muchos, por miedo; otros, por supervivencia. "Sí denunciara todo lo que me ha hecho, no volvería a construir en esta isla. Es un auténtico cacique. Él mismo me lo advirtió", asegura un constructor que pide el anonimato; "es normal que cobren a cualquiera por una licencia".
El ex arquitecto municipal que lo ha denunciado asegura que, atendiendo en persona las peticiones, González persigue la intermediación en la compra del suelo "en beneficio propio" o poner en contacto "a los agentes protagonistas del proceso edificatorio". Otro arquitecto, técnico y destinado durante ocho años en el Ayuntamiento, corrobora la versión de Martínez. Pero el alcalde niega cualquier irregularidad: "No se ha hecho ninguna operación al margen de nuestra normativa".
El senador se ha rodeado de un variopinto equipo de asesores. El perito electricista, Juan Francisco Carballo, que firma y redacta informes técnicos de obras pese a carecer de la cualificación de ingeniero de caminos o arquitecto que exige la ley canaria- el abogado Antonio González, primo suyo, que vive a caballo entre Cuba y Miami y firma los informes jurídicos, redactados en blanco y a falta de añadir el nombre del agraciado, según la denuncia, y una de sus propias hijas, abogada, que asesora sobre temas de embellecimiento.
"La mayoría son asesores gratuitos. Mi primo y mi hija, por ejemplo. Cuando propuse la entrada de mi hija, me salí del pleno y [el tema] fue aprobado por todos los grupos. He conseguido que todo el municipio este pavimentado, que los vecinos tengan agua gratis de mis propios pozos y que los jubilados necesitados cobren el sueldo mínimo, entre otras muchas cosas", alega.
Sus relaciones con la oposición son muy tensas. En 1991 se enzarzó en una pelea con Felipe Miranda, del PSOE, cuando éste consultaba la liquidación de los presupuestos. Ambos fueron condenados a cinco días de arresto domiciliario. Recientemente, contestó a una pregunta del concejal socialista con una carta en la que decía: "Voy camino de hacer realidad la profecía de mi tía de que seré alcalde hasta los 102 años, pues la oposición ( ... ) no merece otro calificativo que el de rebenques".
Según sus detractores, no soporta que nadie le lleve la contraria. Una muestra la tienen en el propio PP de Fuerteventura, con el que empezó a colaborar en las elecciones europeas de 1994. En 1995 incorporó su partido, el Centro Majorero, al PP y se presentó como alcalde por este último. En poco tiempo se hizo con su presidencia y control. "Somos disidentes de Domingo González, no del PP", dice Eduardo Hernández, que ha abandonado la formación con otros 200 militantes.
El senador asegura que, desde su llegada, se han multiplicado los votos: "De 600 al Senado se ha pasado a 7.000. Y en el Congreso fuimos la primera fuerza, con 9.000. El único problema es que me tienen envidia porque tengo carácter y criterio propio", apostilla. Recientemente, ha roto el pacto tripartito que impulsó en el Cábildo y que unía a Independientes de Fuerteventura, PSOE y PP.
González controla dos radios y prepara su asalto a la televisión local. Algunos empresarios, sector al que María Eugenia Márquez, del PP y consejera canaria de Política Territorial, ha animado a denunciar el pago de cohechos, le temen. Otros se entienden bien con él.
Su fortuna es el enigma de muchos majoreros. Tiene las dos únicas gasolineras del municipio y, cuando se separó, cedió la propiedad de una a su primera mujer. Un policía municipal, que también pide el anonimato, sostiene que los vehículos municipales tienen orden de repostar sólo en la del alcalde. Él lo niega. En cualquier caso, a su ex esposa le advirtió: "Si me montas líos, te hago la zona peatonal". González concluye asegurando que heredó de sus padres una "inmensa fortuna": "Las tres cuartas partes del monte Tindaya son mías".
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