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El director general del libro provoca la indignación unánime del sector editorial

Los asistentes al congreso nacional elaboran un documento que harán público hoy

La intervención del director general del Libro, Fernando Rodríguez Lafuente, en la primera sesión del II Congreso Nacional de Editores en Benalmádena (Málaga) con un discurso "triunfalista", según los editores, ha levantado ampollas. Ayer hacían un apresurado cambio en el orden del día para responder, en una sesión especial, a algunas de las afirmaciones de Rodríguez Lafuente. Visiblemente alterados por la ausencia de representantes de la Administración, los editores expusieron su inquietud ante la pasividad e indiferencia del Ministerio hacia un sector en expansión.

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Legislar un tornado

Minuto a minuto aumenta la tensión entre los asistentes al II Congreso Nacional de Editores y la ausente Administración central. Dicen los sabios astrónomos que un asteroide gigantesco puede, o no, caer sobre la Tierra el 26 de octubre del año 2028, a las 19.30, hora española. Treinta años antes, el 13 de marzo de 1998, un asteroide más pequeño pero de gran contundencia cayó en la localidad malagueña de Benalmádena. Fue la intervención del director general del Libro, Fernando Rodríguez Lafuente, en la primera sesión del encuentro el jueves por la mañana. La bomba no fue de efectos retardados. Apenas había acabado su discurso "triunfalista", según los editores, cuando algunos miembros de la organización del encuentro estaban transcribiendo su intervención. Por la noche y ayer por la mañana un resumen de tres folios y medio fue distribuido masivamente entre los más de 200 editores asistentes al encuentro. Hoy las conclusiones en que trabaja un comité restringido se someterán a la asamblea.Tan mal ha caído la intervención del director general que les ha motivado a cambiar el orden del día. Después de que cuando, hoy, Carmen Martín Gaite hable sobre La lectura amenazada, los editores debatirán sobre las amenazas que se ciernen sobre el sector.

Los ánimos estaban ayer muy caldeados y la tensión entre editores y la ausente Administración fue in crescendo. Fue palpable en los pasillos del congreso y tiene nombres y apellidos propios: Rafael Martínez Alés y Fermín Vargas, del Grupo Anaya; Gonzalo Pontón, de Gríjalbo-Crítica-Mondadori; Emiliano Martínez, de Santillana; Ángel Lucía, de Debate (Grupo Bertelsmann)... coincidieron (lástima que no hubiera ningún representante de Educación y Cultura para escucharles y responderles) en que esto, lo de la "no política cultural" del Gobierno del Partido Popular es un desastre.

Pluralidad cultural

Pontón reincidió en lo que dijo hace poco tiempo y que armó una gran escandalera: una cita del nazi Goebels: "Cuando me hablan de cultura, saco la pistola". Menos apasionado y mucho más encantado se mostró Ángel Lucía: "En el mundo del libro está pasando lo mismo que con el Estado del bienestar. Hay problemas a medio o largo plazo, pero a éstos [el PP] sólo les interesa el ahora. Además, ¿cuándo a la derecha le ha interesado la pluralidad cultural? La ruptura del precio fijo de los libros de texto, por ahí se empieza, significa la ruptura de la diversidad cultural".Abrió el fuego, en la primera sesión de trabajo de la mañana, Fermín Vargas, adjunto a la gerencia del Grupo Anaya. Inició su ponencia con una réplica a Fernando Rodríguez Lafuente. "Hablamos de dos puntos distintos. El suyo y el mío, el nuestro". El suyo, añadió un editor, es aquél en el que cuando se inicia el Congreso Nacional de Editores prefiere presentar, como hicieron altos cargos del Gobierno, un libro de Jaime Campmany a asistir a la reunión de Benalmádena.

Vargas inició su intervención con una réplica al discurso de Rodríguez Lafuente: "He echado en falta alguna referencia al precio fijo del libro, al IVA, a la físcalidad del sector editorial. No me ha gustado que hablase del importe de las ayudas al sector editorial sin cuanticar. No me hace ninguna ilusión ese proyecto de modernización del que nos habló el director general", concluyó.

La intervención del presidente de la Federación de Editores Europeos, John Clement, sobre la evolución del precio de los libros en la Unión Europea y la del catedrático de Derecho Administrativo Santiago Muñoz Machado acerca del comercio interior del libro en España no contribuyeron a calmar los ánimos, aunque sí dieron una certera y objetiva interpretación de lo que está pasando en el sector editorial y de lo que va a pasar en España.

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