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NUEVA CRISIS EN LOS BALCANES

Belgrado advierte que no necesita la mediación de Felipe González para solucionar la crisis

El presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, ha empezado a mover sus fichas para hacer descarrilar la misión de Felipe González, nombrado esta semana mediador en Kosovo por la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) y por las potencias del Grupo de Contacto (EE UU, Rusia, Reino Unido, Francia, Alemania e Italia). Ayer, el portavoz del Partido Socialista Serbio -el de Milosevic-, Ivica Dacic, dijo en Belgrado que la solución negociada a la crisis de Kosovo "se realizará entre sus ciudadanos sin un mediador internacional y sin la internacionalización del problema".

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"Kosovo es una parte indiscutible de Serbia y de la Federación yugoslava [compuesta por Serbia y Montenegro], un problema interno que será resuelto con medidas políticas", dijo Dacic. No es el único que se ha pronunciado en este sentido. Zoran Lilic, predecesor de Milosevic en el cargo de presidente yugoslavo, abogó también por una negociación conducida por Belgrado. "Algunos nombres influyentes de la comunidad internacional han generado entre los albaneses [de Kosovo] la ilusión de que la secesión es posible", dijo. Y a continuación añadió: "No existe en Serbia ni un sólo político que esté dispuesto a discutir sobre la independencia".En esa línea, -un problema interno que requiere respuestas internas-,una delegación serbia, encabezada por el viceprimer ministro Ratko Markovic, y en la que está un miembro del Partido Radical del fascista Vojsilav Seselj -el único partido serbio que ha aceptado estar presente-, se halla desde ayer en Pristina, la capital de Kosovo. Llegaron horas después de que Belgrado anunciara por sorpresa su intención de negociar con los kosovares (étnicamente albaneses).

La delegación estará en Pristina hasta hoy. Por el momento, nadie ha acudido a las reuniones. Aunque Markovic no pierde la esperanza -"necesitamos dos partes para poder negociar"-, esta iniciativa parece condenada al fracaso. Los kosovares la consideran un gesto de propaganda destinado a convencer a la comunidad internacional de que Milosevic quiere el diálogo y los albaneses, no.

Fuentes diplomáticas occidentales en Pristina creen que es imposible un encuentro con los líderes kosovares en estas circunstancias. "¿Cómo podrían explicar a su gente, después de las matanzas, que se reúnen con los enemigos que les niegan la posibilidad de la independencia?", asegura esa fuente occidental. Ibrahim Rugova, el presidente de los, kosovares, elegido hace cuatro años en unas elecciones no reconocidas por Belgrado, no tiene intención alguna de verse con Markovic. Xemail Mustafá, un portavoz de su partido, la Liga Democrática de Kosovo, lo dejó ayer claro: "Lo que ofrece Belgrado no es un diálogo".

"El marco de toda negociación debe ser determinado de antemano, no mediante el diktat [orden] de Milosevic", declaró Adem Demaci, líder del Partido Parlamentario de Kosovo, abanderado de la independencia. Demaci considera que no hay conversación posible con las autoridades de Belgrado sin la presencia de una tercera parte. "Sin un mediador toda negociación con los serbios es tiempo perdido", dijo.

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González no quiere exhibición

Preguntado en México sobre su mediación en Kosovo, Felipe González, dijo: "Hay dos maneras de enfocar siempre estos problemas. Si hay alguna posibilidad, si hay alguna posibilidad, de ser útil, está en proporción inversa a cualquier tipo de exhibición. Vale más callarse". Pero, ¿tiene usted esperanzas?, se le preguntó. "¿Lo que le estoy diciendo qué le sugiere?", dijo, informa Juan Jesús Aznárez, desde México.El espacio de maniobra de Milosevic es escaso. Si se niega a una mediación internacional, se enfrenta a un fuerte castigo. El próximo miércoles entrarán en vigor unas duras sanciones aprobadas el lunes en Londres por el Grupo de Contacto. Si se pliega a esta presión internacional (que incluye una investigación independiente de las matanzas), y acepta a González como mediador, Milosevic sabe que tendrá que ceder. Y cuando menos deberá devolver a Kosovo la autonomía abruptamente cancelada en 1989. Pero el panorama ya no es el mismo. Rugova, un moderado entonces, se ha subido al carro de la independencia. Hoy, todos los políticos kosovares exigen la autodeterminación. El listón se ha elevado.

Aunque la OTAN ha descartado, por ahora, el envío de una fuerza militar, el Parlamento Europeo, reunido ayer en Estrasburgo, aprobó una resolución en la que se pide el despligue de una "fuerza preventiva". El fantasma de Bosnia parece pesar en el ánimo de los eurodiputados.

El secretario general de la OTAN, Javier Solana, de camino a Albania, se detuvo ayer en Banja Luka (norte de Bosnia), y allí expreso su esperanza de que la grave situación que vive Kosovo no afecte el proceso de reconstrucción de Bosnia-Herzegovina. La presencia de Solana en Albania es significativa; representa una clara señal a Milosevic. El Gobierno de Tirana teme que una guerra en Kosovo le inunde de refugiados, desbaratando sus planes de normalización política. La Cruz Roja dijo ayer que unos 15.000 kosovares se han visto desplazados por el conflicto. Kosovo tiene dos millones de habitantes, de los cuales sólo 200.000 son serbios.

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