De la basura
Picasso no ponía reparos a usar cualquier soporte para plasmar su mundo en cerámica. En cierto modo se podría considerar como un adelantado del arte povera. Frecuentemente elegía objetos procedentes de la basura, como trozos de tierra quemada desechados por los alfareros, ladrillos, tejas o placas de pavimento para transmutarlos, entregarlos al fuego y darles nueva vida.La exposición muestra algunos sorprendentes ejemplos de esa reutilización de materiales humildes. Es el caso del fragmento de cazuela en el que trazó el perfil de una mujer o el ladrillo en el que imprimió en 1962 el Rostro de hombre con barba. El que fuera alfarero de Picasso, George Ramié, dice en el catálogo que "la mayoría de las veces las dimensiones y los temas de este tipo de estudios estaban determinados por la forma".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.