Sin pruebas del efecto sobre la salud
En la comunidad científica no se ha demostrado hasta ahora que los campos electromagnéticos de baja frecuencia, como los producidos por instalaciones de alta tensión, produzcan cáncer y enfermedades del sistema nervioso en la población sometida a ellos, pese a los estudios realizados, con resultados contradictorios o no reproducibles. Tal es la situación que la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió a finales del año pasado lanzar un programa de investigación para aclarar la cuestión. Todavía no hay resultados.
Varios grupos de investigación en diversos países emprendieron hace años experimentos en los que han sometido a células, tejidos, animales e incluso personas a campos de baja frecuencia de diferentes intensidades, sin que se haya podido establecer de modo concluyente que tengan efectos cancerígenos.
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