Más de 2.000 autoinculpados por la muerte de Sampedro
La Asociación Derecho a Morir Dignamente sigue recogiendo firmas de autoinculpación por la muerte de Ramón Sampedro, el tetrapléjico que esperó sin éxito que la ley española le reconociera su derecho a dejar de vivir. Murió el pasado día 12 de enero y una juez investiga en estos momentos las circunstancias del deceso por si hubiera responsabilidades penales. Su compañera, Ramona Maneiro, es la principal imputada. Según los datos de la asociación que preside Salvador Pániker, ya son más de 2.000 las personas autoinculpadas.
El movimiento tuvo su germen en Galicia, tierra natal de Sampedro, donde vecinos, amigos y algunos familiares del tetrapléjico estamparon sus firmas en un documento de petición de clemencia para los que le ayudaron a morir. A partir de ahí nació la campaña de autoinculpaciones, que de Galicia se trasladó especialmente a Cataluña, donde está la sede central de la Asociación pro Derecho a Morir Dignamente. Allí, 72 de los 135 diputados autonómicos han firmado, como lo hicieron los de Esquerda Unida-Esquerda Galega.
Entre los firmantes no hay sólo políticos y amigos. La asociación que preside Pániker ha encontrado adhesiones desde el mundo de la cultura. Y así ha recogido ya las firmas del psiquiatra Carlos Castilla del Pino, los escritores José Luis Sampedro, José María Castellet, Eduardo Mendicutti y Almudena Grandes, el cantante Joan Manuel Serrat, el arquitecto Oriol Bohigas y el poeta Luis García Montero.
Cambiar la ley
Ramón Sampedro murió después de treinta años de inmovilidad absoluta, Prisionero de la tetraplejia, quiso morir sin que nadie tuviera que pagar por ello. Su perdida batalla judicial y la entrada en vigor del nuevo Código Penal, en mayo de 1996, terminó con sus esperanzas de ver reconocido el derecho a la eutanasia. El nuevo código despenaliza en efecto la eutanasia pasiva o indirecta, pero sigue castigando con penas que oscilan entre los dos y los diez años cuando haya cooperación con el suicidio, si bien rebaja sustancialmente la pena cuando haya, por parte de la persona que desea morir, "petición expresa" e "inequívoca". De ahí que, finalmente, Ramón Sampedro escribiera un testamento y dejase grabado un vídeo que demuestra su vivo deseo de dejar de sufrir una vida que le resultaba indigna.La Asociación Derecho a Morir Dignamente ha organizado precisamente para mañana sábado un homenaje a Sampedro en Barcelona (Centro Cívico de la calle Regomir, 3); al mediodía.
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