Alarma política en Alemania ante el auge de los grupos musicales de extrema derecha
El Gobierno censa a 55 bandas que predican el odio xenófobo en sus canciones
La Oficina de Protección Constitucional de Alemania ha mostrado su preocupación por el auge de los grupos musicales de extrema derecha que incitan al odio contra judíos, negros, refugiados políticos y homosexuales. Se trata de unos 55 grupos musicales, en los que se encuadran también sectores derechistas del movimiento skin. En el mercado alemán circulan más de 100 cintas y existen 30 distribuidoras que se dedican a producir anualmente entre 50 y 100 grabaciones del género. En Internet hay más de 300 páginas de web dedicadas a ese tema.
El sector derechista del movimiento skin no es uniforme. No hay una corriente organizada, ni se puede hablar de una ideología única. Un grupo de última moda en el panorama musical de extrema derecha son Los Cazadores de Turcos del Valle del Ziller (Zillertaler Türkenjäger). El nombre de este grupo, cuyos protagonistas y distribuidor permanecen en el anonimato, juega con la analogía de un grupo folclórico denominado Los Tenorios del Valle de Ziller (los Alpes del Valle de Zillertal en el suroeste de Austria). Hace medio año, la Comisión Federal que examina los documentos no aptos para menores se vio forzada a poner los textos recogidos en un disco titulado 12 canciones alemanas de animación (12 Deutsche Stimmungslieder) en su "lista negra" (una especie de "índice" de títulos prohibidos). Otro grupo que se titula Potencia y Honra considera a los negros como "malditos cerdos negros" que duermen con mujeres blancas o bien como carne para asar. En su disco Raza dominante, una de las canciones se refiere a los judíos: "Judío te metemos en el horno, judío te vamos ahogar".Los ritmos -bastante primitivos- imitan en su mayoría a canciones folclóricas o conocidos temas de rock. Así, una inocente canción carnavalesca dedicada al lechero que trae los huevos (Eiermann) ha sido deformada por Los Cazadores de Turcos del Valle de Ziller: "Tintín, tintín aquí viene el lechero que trae los huevos; tintín, tintín ahora les toca a todos los anormales... y cualquier cerdo asqueroso maricón que nos ha visto, ahora ya no tiene más huevos y eso es maravilloso".
Otra canción del disco indicado glorifica al Reich: "Se acuerdan ustedes cómo era antaño en Alemania. Desfilaba el cuerpo del batallón de asalto, que era la gloria de Prusia... Todo lo que sucedía con el pueblo alemán era maravilloso". La música es pegadiza. "Y cuanto más se oye, más probable es que pueda penetrar en el pensamiento, animando e incitando con sus contenidos a acciones agresivas", opina Susanne Karkowski, una de las portavoces de la Oficina de Protección Constitucional.
Según esta entidad, que observa y analiza el panorama musical de extrema derecha en Alemania, se constata un aumento anual de los conciertos. En 1994, se detectaron, 20 conciertos; en 1995 fueron 35; en 1996 fueron 70, y de enero a julio de 1997 hubo más de 60. Los conciertos son un motivo para la reunión de los skins de una región dada y también un escenario de la propaganda de ideas nazis. Los activistas de partidos prohibidos se aprovechan de esa escena para divulgar el pensamiento hitleriano. Los contactos entre los organizadores de conciertos skin y neonazis no son nuevos. Manfred Rouhs, un extremista de derecha, exhorta en revistas como Europa Adelante a aprovechar el interés de los adolescentes por los textos con "motivos patrióticos" para introducirlos en el nacionalsocialismo.
Hay también grupos musicales ultraderechistas en Checoslavaquia (el grupo VIajka), Polonia (Konkwista 88) y Australia (Fortress y Bound for Glory). El ídolo de los skins derechistas, el cantante del grupo inglés Screwdriver, Stuart Donaldson, que murió en 1993, cantaba himnos a Rudolf Hess y propagaba la marcha contra Rusia de la Wehrmacht alemana. Neonazis como Marcel Schilf actúan desde Dinamarca, distribuyen discos por correo, y predican en circulares la ofensiva musical contra "el Estado judío de Bonn".
Difusión
La música de extrema derecha y las publicaciones de esta tendencia son un negocio rentable, y los expertos opinan que el sector se está profesionalizando cada día más, precisamente a causa de las persecuciones estatales. Si un disco está en la "lista negra" es más dificil adquirirlo, pero la red de comunicación cada día es más amplia. Susanne Karkowski, de la Oficina de Protección Constitucional, estima que en las cerca de 300 páginas de Internet más de 6.000 consumidores, entre 14 y 35 años, se informan sobre cómo adquirir diversos artículos.El problema fundamental de todo esto es la carencia de colaboración entre los Estados, en opinión de Annelie Buntenbach, diputada verde del Parlamento alemán (Bundestag), que se ocupa del tema.
Babelia
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