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San Sebastián exhibe una selección de los grandes, fotógrafos contemporáneos

La Fundación KoIdo Mitxelena reúne los fondos Ordóñez-Falcón

La colección Ordóñez-Falcón es un ejemplo del deber ser del coleccionista de obras fotográficas en España. Una selección de sus fondos, en total unas 100 imágenes, fue expuesta hace más de un año en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM). Ahora, su titular realiza una nueva muestra que da tiene que ver con aquélla y que reúne las últimas adquisiciones, incorporadas a los ya ricos fondos que la componen y que actualmente suman unas 500 fotografías; la mayoría de ellas, vintages o copias de época. Se podrán ver en la sala de KoIdo Mitxelena Kulturunea de San Sebastián desde hoy asta el 18 de abril.

El comisario de esta muestra es el teórico y crítico francés Regis Durand, director del Centro Nacional de la Fotografía de París, que hace una relectura del conjunto bajo el genérico La distancia, crítica. Se trata de un recorrido por las piezas esenciales. "Son apartados que no se corresponden con clasificaciones ni nociones dadas a priori, como periodos históricos, técnicas o géneros, sino que han ido surgiendo del examen de las obras y de los interrogantes teóricos planteados por el comisario", dice Enrique Ordóñez, propietario de la colección.Robert Frank, Imogen Cunningham, Robert Mapplethorpe, Alfred Stieglitz, Cartier-Bresson, William Klein, Walker Evans, Cindy Sherman, Joël Peter Witkin, Lewis-Hine, Irving Penn, Paul Strand, Nan Goldin o Walker Evans, entre otros, son sólo algunos de los nombres de referencia de estos fondos. Como colección tiene su origen en un legado familiar. Ordóñez explica que creció en este ambiente: "La primera vez que tuve en mis manos una fotografía tenía siete años, y me cayó en ellas de un libro que tenía mi padre sobre Madrid. Muchos años después, cuando él ya había muerto, me enteré de que esa foto era de Cartier-Bresson. Reflejaba unos vendedores de corbatas en el Rastro madrileño que el fotógrafo retrató en 1932 y era una copia única".

Considera el desnudo de Tina Modoti realizado por Edward Weston (Modoti, nude on the azotea) como una de las más singulares y costosas adquisiciones contenidas en este paquete. Está fechado en 1927, es una copia única y lo adquirió en una galería en Nueva York. Otras de las piezas nuevas son dos de las equivalencias de Alfred Stieglitz (Equivalent cloud study) fechadas hacia 1927 y una foto de Margaret Watkins que refleja el entorno laboral de una mujer compatriota suya -un pilón de cocina repleto de utensilios domésticos, The kitchen sink- datada en 1919.

Dividida ahora en cinco grandes grupos, nos encontramos con secciones como la denominada Lo que eleva los ojos hacia nosotros, en la que predomina el retrato -con piezas de Avedon, Irving Penn, Andrés Serrano, Julia Margaret Cameron o John Coplans...- sin tratarlo como si fuera un género, sino la perspectiva de la experiencia de la mirada.

Los lugares de la experiencia es otro apartado que alberga registros que reflejan lo ocurrido en tan sólo un momento. Aquí se incluyen algunas de las más famosas instantáneas de Cartier-Bresson, Robert Frank, Atget, W. Klein o Hamish Fulton, entre otros. Tampoco faltan los desnudos de Mapplethorpe o las fotos de Tony Catany y Humberto Rivas, junto a las de Paul Strand o Mario Giacomelli, en la sección Nada más que la cosa exorbitada.

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