Esclavos a finales del siglo XX
Testimonios de varios negros sudaneses rescatados de su cautiverio por una ONG suiza
"Fui capturada hace cuatro años, en abril, mientras iba a recoger el grano. Estaba en el final de un embarazo. Cuatro soldados me cogieron. Yo luché por escaparme. Durante la lucha, uno de los hombres me arrancó la oreja, mientras otro me rompía la mandíbula con un palo enorme. Esa noche, los cuatro me violaron, uno por uno. Yo chillé y me desmayé antes de que todo acabara". Así cuenta Akel Kuol Kiir, una negra sudanesa de unos 40 años, su punto de partida hacia una esclavitud que concluyó en diciembre. En esa fecha se convirtió en uno de los más de 800 esclavos que una organización no gubernamental con sede en Suiza ha comprado en Sudán para devolverles la libertad. La tarea de este grupo, Solidaridad Cristiana Internacional, ha permitido conocer el drama de los negros cristianos atrapados en el sur de Sudán y llevados hasta el norte para trabajar como esclavos de sus amos árabes, y que ellos cifran en decenas de miles. "Me pusieron Fátima de nombre. De noche dormía en la cocina. Mientras estuve allí, me hizo la ablación una anciana", cuenta la pequeña Adut Kon Akoon, de 14 años, esclava durante cuatro años de un hombre llamado Mohamed Alí. Los raptores sólo capturan a niños y mujeres. Les cambian de nombre, les obligan a trabajar para ellos y les violan. Las niñas púberes sufren la ablación del clítoris.
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