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Entrevista:

"Si sigo en Cuba volveré a prisión"

El jueves pasado, José Angel Carrasco Velar, economista e ingeniero eléctrico, cumplió 53 años en la prisión de Combinado del Este. Un día después, este ex capitán de la Marina de Guerra cubana salió a la calle gracias al indulto concedido por Fidel Castro como gesto hacia el Papa. Desde entonces no ha parado de dar entrevistas en su humilde casa de Marianao, con su esposa, Lilian, y su hijo Igor, de 20 años. Era funcionario de la Junta Central de Planificación cuando en 1991 entregó el carné de militante del partido comunista después de negarse a integrar uno de los destacamentos de Respuesta Rápida, creados por las autoridades para perseguir los "actos contrarrevolucionarios". Fue detenido en 1992 y condenado por "propaganda enemiga" a siete años de cárcel por hacer un periódico clandestino llamado Verdad y dar una entrevista crítica a Le Monde. Entonces comenzó la pesadilla.Pregunta. ¿Cómo vivía en la cárcel?

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Respuesta. Vivíamos 42 presos en la misma celda. La mayoría eran comunes. Las literas eran de tres, y a mí, por respeto, me dejaron una del medio. A las seis de la mañana se hacía el recuento y comenzaba el día. Sólo podíamos salir al patio dos o tres días a la semana, y muchas veces ni eso. Pasaba el día entero allí encerrado leyendo, y a veces jugaba al parchís o al dominó. La comida era pésima, y visitas familiares, sólo había una vez cada dos meses.

P. ¿Fue torurado?

R. Nunca fui torturado, ni tampoco escuché que nadie lo fue se. De vez en cuando algún preso fue golpeado, pero como ocurre en cualquier cárcel.

P. ¿Se le puso alguna condición al ser liberado?

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R. No. El coronel de la seguridad que nos comunicó que íbamos a ser excarcelados dijo que habíamos sido indultados sin condiciones. Eso sí, advirtió que no fuésemos a incurrir en los mismos delitos, porque entonces podiamos volver a la cárcel. También dijo que si queríamos salir del país y hacíamos los trámites para ello, el Gobierno no se iba a meter.

P. ¿Cree que este indulto puede marcar un cambio en Cuba?

R. No lo creo. No sirve de nada que salgan a la calle unos cuantos presos mientras sigan en el Código Penal los delitos por los que fuimos encarcelados. Si mañana vuelvo a decir o hacer lo mismo que hice, volveré a la carcel.

P. ¿Y la visita del Papa la ve como la semilla del cambio?

R. Desde luego, la visita del Papa deja huellas, aunque no obliga al Gobierno a hacer ningún cambio de envergadura. Los planteamientos del Papa deben haber puesto a pensar a las autoridades.

P. ¿Es posible una transición dirigida por el partido comunista?

R. Lo deseable sería que Fidel Castro y el partido comunista emprendieran los cambios. Pero eso no parece posible. No se ve voluntad por parte del Gobierno de cambiar, salvo cambios cosméticos.

P. ¿En qué medida la política de bloqueo de EE UU contribuye a esos cambios?

R. Yo estoy en contra del bloqueo. El bloqueo, quien lo sufre, es la población y no los dirigentes. El bloqueo sirve al régimen tanto para justificar que no hay boniato, algo que no tiene nada que ver con el bloqueo, como de excusa para no hacer ningún cambio.

P. ¿El diálogo, también de parte del exilio, es una buena vía para alentar los cambios?

R. Yo soy un firme partidario del diálogo. Posiciones intransigentes sobran. Si aquí el Gobierno lo es, también en el exilio abundan estas posiciones. De lo que se trata es de buscar un consenso.

P. ¿Qué piensa hacer ahora?

R. Tengo una hija de 22 años que vive en EE UU. Quiero irme a vivir allá con mi mujer y mi hijo, porque yo no voy a cambiar mi forma de pensar ni me voy a callar, y si sigo aquí, como no cambien las cosas, volveré a la carcel.

P. Pero si todo el mundo se va...

R. El problema es que uno no esta solo. Cuando uno va a la cárcel, afecta a toda la familia. A mi suegra ya le ha dado un infarto. Mi hijo tiene ahora 20 años y piensa como yo. Si nos quedamos, quizá dentro de un tiempo también iría a la carcel.

P. ¿Qué hará en EE UU?

R. Me gustaría trabajar en algo relacionado con mi profesión, economía o ingeniería eléctrica.

P. ¿Y la política?

R. No quiero dedicarme a la política para ganarme el sustento. Sí quisiera trabajar en el exilio por un cambio en Cuba. ¡Imagínese! Nos han obligado a ser políticos.

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