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TENSIÓN EN EL GOLFO

Bagdad ofrece abrir los palacios de Sadam a un centenar de expertos internacionales

Irak ha ofrecido abrir las puertas de los palacios presidenciales a un centenar de expertos internacionales. La propuesta está siendo canalizada por la diplomacia rusa, que trata de frenar la campaña de sensibilización bélica emprendida por la secretaria norteamericana de Estado, Madeleine Albright, que, al son de los redobles de los tambores de guerra, inició ayer un viaje por los países amigos de Oriente Próximo, con escalas obligadas en Jerusalén y Ramala.

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El viceministro ruso de Exteriores, Víktor Posuvaliuk, ha hecho llegar en las últimas horas a Estados Unidos una propuesta del régimen de Bagdad por la que se permitiría el acceso a los llamados palacios presidenciales -exactamente 78 emplazamientos- a un centenar de expertos internacionales: cinco representantes de cada uno de los países miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (en total, 75), a los que se sumarían además dos representantes de cada uno de los 21 países participantes en los equipos de la comisión de desarme de la ONU (UNSCOM). El equipo de inspectores internacionales se complementaría con la presencia de Richard Butler, el responsable de la UNSCOM , que ha sido invitado a participar en la inspección, pero no en nombre del equipo de expertos de la ONU, sino como delegado de su país natal, Australia, según concedió ayer a última hora el régimen de Bagdad al emisario ruso, que hoy regresa a la capital de Irak en un último esfuerzo diplomático por frenar el ataque de los norteamericanos. El Gobierno de Sadam Husein, que está dispuesto a debatir con el mismo jefe de la UNSCOM los detalles de su última oferta en una reunión prevista para el próximo 2 de marzo, trata así de "salvar la cara de los norteamericanos" y encontrar "una salida a la crisis", según declaró el ministro iraquí de Exteriores, Mohamed Sald al Sahaf, en unas declaraciones efectuadas ayer a la televisión británica WTN. La oferta, impulsada gracias a la mediación rusa, difícilmente podrá frenar la ofensiva bélica de Estados Unidos, que Albright defenderá a partir de hoy ante los países árabes amigos que visitará en los próximos días y que le llevará, primero, a Arabia Saudí; después, a Bahrein y Kuwait, y, más tarde, a Egipto. Se trata de una misión abocada al fracaso, ya que sus interlocutores árabes han manifestado su oposición a cualquier tipo de ofensiva bélica, tal como lo hicieron el pasado mes de noviembre, cuando se vivió en la región una situación de tensión similar. [Preocupado por el curso que están tomando los acontecimientos, el rey Hussein advirtió ayer de que la "intransigencia" de Sadam supone una "equivocación peligrosa que puede -Dios no lo permita- conducir a una explosión", informa Reuters. El monarca jordano expresó su temor a que el ataque sea inevitable si Irak no cede en su pulso con la ONU en una carta enviada a su hermano desde Londres (donde sigue tratamiento médico) tras su entrevista con Albright y que fue difundida por televisión.] Como prólogo a su viaje por los países árabes, Albright visitó anoche Jerusalén, donde el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, le ofreció una cena a la que también asistió el ministro israelí de Defensa, Isaac Mordejai. La emisaria de la Casa Blanca, que acudió a esta cita con la excusa oficial de tratar del proceso de paz -en un Intento de reactivar las negociaciones entre Israel y los palestinos, congeladas desde hace más de 10 meses-, prefirió sacrificar el contencioso palestino -israelí para abordar con sus interlocutores la crisis de Irak. Madeleine Albright fue recibida en Jerusalén ante la residencia oficial del primer ministro por decenas de manifestantes de extrema derecha con carteles, contra los acuerdos de Oslo y una gigantesca caricatura en la que figuraban juntos Sadam Husein y Yasir Arafat. La secretaria de Estado se desplazará hoy hasta Ramala (Cisjordania), sede del Parlamento palestino, donde se reunirá con Arafat y donde inevitablemente volverá a pedirle paciencia y esperanza en el proceso de paz, y quizás le recordará también los efectos perniciosos que sobre la población palestina tuvo su apoyo al régimen de Sadam Husein en la guerra del Golfo de 1991.

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