La creación de un tribunal internacional de la guerra centra el debate sobre el tercer milenio
Empieza en Valencia la reunión para elaborar la declaración de los deberes del hombre
"¿Qué se puede hacer?" se preguntó ayer Richard Goldstone, ex fiscal del Tribunal Criminal Internacional para la ex Yugoslavia, tras mencionar los "casi 200 millones de personas muertas a causa de la guerra" en el siglo XX, las más de cien guerras civiles de este "sangriento periodo y el 'fracaso" del papel mediador de la ONU. Algunas posibles respuestas se abordarán en el congreso Responsabilidades y Deberes Humanos en el Tercer Milenio, patrocinado por la Unesco, que ayer se inauguró en Valencia. La propuesta de crear un "tribunal internacional de la guerra" de carácter permanente será uno de. los aspectos centrales del debate en el que participan hasta 60 expertos.
Intelectuales, políticos y juristas de todo el mundo se han dado cita en Valencia hasta mañana viernes con el fin de elaborar un borrador de lo que será la declaración de los deberes del hombre.En referencia a EE UU, el surafricano Richard Goldstone manifestó ayer que es "inaceptable que una nación sea la responsable de la penosa situación económica de la ONU", un organismo que "si no existiera, habría que inventarlo".
El jurista se refirió a la importancia de continuar con los trabajos iniciados el pasado mes de junio en Roma encaminados a crear un tribunal internacional que sería el garante de la Declaración de Derechos Humanos en cualquier conflicto armado. Este tribunal no se limitaría a juzgar crímenes de guerra, sino que tendría también un papel mediador en las contiendas.
Goldstone, además, mencionó que la desigual distribución de la riqueza, la falta de oferta educativa o la preservación del medio ambiente serán algunos de los principales temas que se abordarán en el congreso organizado por el Ayuntamiento de Valencia y de la empresa ADC IIl Milenio.
Los emigrantes
Junto a Goldstone y la ministra de Justicia Margarita Mariscal de Gante abrieron el encuentro el alcalde de Palermo, Leoluca Orlando, la representante de la Unesco, Barbara Barry de Longcham, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y el presidente de la Generalitat valenciana, Eduardo Zaplana.Muy popular a raíz de su tenaz lucha contra la mafia, el alcalde de Palermo y ponente en él congreso reclamó "el derecho -a vivir donde uno quiera" en referencia al problema de los emigrantes, y "el simple derecho a la vida". En este sentido afirmó que no se puede hablar de derechos y deberes "mientras exista la pena de muerte".
"Por eso en Palermo, nombramos, ciudadanos de honor a los condenados a muerte", agregó Orlando, quien destacó que la tolerancia y la ciudad, "que no tiene ejércitos ni divisas", deben ser las piezas cruciales para alcanzar la paz y el derecho a vivir".
En la primera reunión a puerta cerrada, los ponentes trazaron un borrador de trabajo titulado A mayor poder, mayores deberes. La necesidad de crear una carta de los deberes y obligaciones humanas -propósito original del congreso-; el reconocimiento de que el deber ha de emanar de aquéllos que tengan mayor poder; la constatación de que en África la globalización de los problemas y la invasión de los medios de comunicación ha erosionado la familia, encargada de trasmitir los valores positivos de la sociedad; el hecho de que las nuevas estructuras sociales hacen que los estados no sean capaces de enfrentarse a la obligación de ejercer los derechos fundamentales, y la creación de un nuevo orden internacional a partir de los derechos humanos fueron algunas de las cuestiones generales que centraron el primer debate.
Entre los 60 ponentes del congreso que concluye el viernes, se encuentran numerosos juristas como el propio Goldstonel el juez del Tribunal Constitucional alemán Dieter Grimm o el presidente de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo español, José Augusto de Vega.
Hay políticos como el ministro de sanidad francés y fundador de Médicos sin Fronteras, Bernard Kouchner o el secretario general de la Commonwealth, Emeka Anyaoku; o filósofos como el italiano Gianni Vattimo o el español Fernando Savater, entre otros muchos.
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