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Un distribuidor de gasóleo, acusado de una nueva estafa en Barcelona

La Guardia Civil acusa a Gasóleos de Cataluña, sociedad que distribuye combustible para calefacción y automoción a empresas y particulares, de estafar a sus clientes 315.000 litros de gasóleo en los últimos dos años por el ancestral método de la sisa. Esta apropiación indebida, sostienen medios policiales, ha reportado a la empresa unos beneficios espurios de unos 17 millones de pesetas entre 1996 y 1997.La mecánica de este nuevo caso de estafa es simple y en ella no interviene tecnología alguna: se manipulan los contadores de las cubas para que éstos suministren el 4,6% menos de combustible del contratado por el cliente con la seguridad de que la Administración no se enterará del fraude. Como en el caso de la estafa de la: gasolina, la desviación máxima permitida es del 0,5%.

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Pero en contra de lo que sucede con las gasolineras, que están controladas por los Gobiernos autónomos, sorprendentemente la ley no concede a la Administración atribuciones para inspeccionar las actividades de estas empresas suministradoras de combustible de segundo nivel. Atribuciones que garantizarían los derechos de los consumidores. "El sector se liberalizó por ley en 1992 y desde entonces las relaciones de una empresa suministradora de gasóleo con sus clientes se rigen sólo por el código mercantil y nosotros no tenemos nada que decir. Lo que hay que hacer cuando una persona o empresa se sientan timadas es acudir al juez como en cualquier otro caso de estafa", señala un portavoz del Departamento de Industria de la Generalitat.

Agentes de Tráfico de la Guardia Civil de Barcelona, que emprendieron las investigaciones el pasado didiembre tras advertir que un camión llevaba gasóleo -subvencionado- de calefacción (de color azul), acusan a José María Martinell Jou, administrador único de Gasóleos de Cataluña, de un supuesto delito de estafa continuada. La empresa dispone de dos camiones cuba con los que abastece de gasóleo a unos 200 clientes del área metropolitana de Barcelona. Entre ellos figuran, además de comunidades de vecinos y particulares, empresas de transportes y cofradías de pesca como la de Mataró.

El gasóleo obtenido con la estafa sistemática era almacenado en tres depósitos en una empresa de carbones situada en un polígono industrial de Barcelona, donde cada día las dos cubas descargaban el producto del presunto fraude. Este gasóleo obtenido por el método de la sisa era vendido de nuevo a los mismos clientes, que, en este caso, pagaban el combustible con dinero negro. Se da la paradoja de que también en esta ocasión volvían a ser sisados porque los contadores eran los, mismos para el gasóleo legal que para el obtenido con la estafa.

La Guardia Civil ha intervenido a los conductores de las cubas un manual de instrucciones en el que figuran datos y advertencias esenciales para seguir con impunidad con el trabajo fraudulento, tales como: "El portero. del inmueble X comprueba con una varilla la cantidad de gasóleo suministrada". "El portero de la comunidad Z es un primavera y nunca comprueba nada".

Los agentes encargaron a la empresa SGS, Española de Control, homologada para realizar calibraciones, un dictamen pericial de las dos cubas. El informe reflejó una desviación del 4,6% en una y del 4,59% en la otra. Los guardias precintaron los dos camiones hasta que Gasóleos de Cataluña corrigió la desviación y aportó un certificado de Cabco sociedad de verificaciones metrológicas, conforme la desviación de sus aparatos está en el límite del 0,5% legal.

Con este certificado, la empresa de Martinell volvió a operar y sus dos camiones cuba continúan vendiendo los tres tipos de gasóleo del mercado.

Tomás Lamarca, abogado de Gasóleos de Cataluña, y portavoz de la empresa, negó ayer las acusaciones de la Guardia Civil y señaló que lo único que ha pasado "es que las instalaciones de la sociedad sufrieron una inspección el pasado viernes de resultas de la cual José María Martinell [que ayer se negó a hablar] tendrá que declarar ante el juez el próximo día 2 de febrero".

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