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Los escritores del tercer milenio

Tres escritores menores de 35 años (Juan Manuel de Prada, Lucía Etxebarría y Martín Casariego) han ganado en los últimos meses tres premios literarios de primera fila. La edición de Páginas amarillas (Lengua de Trapo), una colección de relatos de 38 escritores nacidos entre 1960 y 1971, avala al mismo tiempo la consolidación de una generación de escritores, aunque para algunos se trate de una moda pasajera y otros la definan como un fenómeno sociológico. Críticos y editores coinciden en subrayar la renovación literaria que vive España impulsada por la demanda creciente de un público de su misma edad.

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"Todo estaba lleno; las filas del paro, las universidades, los bares y hasta el mercado editorial lo hemos encontrado saturado de la generación de los sesenta", afirma Antonio Orejudo (Madrid, 1963), profesor de Literatura Española en Almería y autor de Fabulosas narraciones por historias. Desde un punto de vista académico, Orejudo no cree que todo el rollo ese de la edad tenga que ver con la literatura. "Nadie se acuerda hoy de si Quevedo era mayor que Cervantes, lo que queda con el paso del tiempo es la calidad literaria".El fenómeno, a juicio de este profesor, tiene que ver con la lucha de clases entre generaciones: "Los que están abajo tratan de subir porque es la única manera de hacerse oír. Los nacidos en los sesenta se preparan para el cambio, pero no tiene que ver con la literatura en términos estrictos". Las generaciones nunca se reconocen a sí mismas, las definen los otros y el paso del tiempo. La cosecha del 2000 no es una excepción.

Rasgos comunes

Pero, vistos desde fuera, aparecen unos cuantos rasgos comunes. Todos eran adolescentes cuando seaprobó la Constitución de 1978, no han tenido que romper moldes ni seguir tradiciones. Por otra parte, y aunque se presentan bajo una infinita variedad de estilos, casi todos nutren sus relatos de historias urbanas de las grandes ciudades donde viven, especialmente Madrid, donde han nacido la mitad de los 38 autores de Páginas amarillas. Su editor, José E. Huerta, asegura que en el libro se mezclan algunas ideas estéticas con ciertas maneras de entender el mundo y de contarlo.Su editorial, Lengua de Trapo, nació hace tres años con la intención de lanzar autores nuevos. "Me siento vinculado a las personas de mi generación y es lógico que entre ellos encuentre mi material de trabajo", argumenta Huerta, quien no cree que la juventud sea un valor literario, pero sí piensa que hay jóvenes que son un valor literario.

"Cuando el río suena, agua lleva", comenta el profesor y crítico literario Ignacio Echevarría al referirse a la abundancia de jóvenes autores. "Es cierto", agrega, "que se trata de un fenómeno de mercado, pero hay que tener en cuenta que detrás se halla la fidelidad de los lectores. La ansiedad editorial por los jóvenes es tan grande que resultaría raro que se perdiera algún talento". Este especialista en la nueva narrativa española considera que la calidad media es bastante elevada. "No cabe olvidar", matiza Echevarría, "que asistimos en todos los órdenes a una juvenilización de la sociedad que incluye la literatura y el cine. Se podría afirmar que quienes lo tienen complicado para publicar son los nuevos autores de entre 40 y 50 años".

Todos aquellos observadores que prefieren calificar a esta generación como un fenómeno sociológico ponen de relieve que la formación de la mayor parte de sus protagonistas es tanto audiovisual como literaria y que las mujeres se han situado en un plano de igualdad en cantidad y calidad, algo que no ocurría en las promociones anteriores. Los más escépticos les acusan de haber desbordado un mercado literario que publica 50.000 títulos al año. "La literatura es un arte y no se adquiere de la noche a la mañana", apunta Orejudo, que se sorprende de la capacidad de sus coetáneos para publicar hasta dos novelas al año escribiendo sólo en sus ratos libres.

La avalancha de manuscritos que reciben las editoriales, junto a la existencia de premios creados para los jóvenes -Lengua de Trapo, Tigre Juan y Nuevos Narradores- demuestran que existe un amplísimo público, menor de 40 años, que encuentra en las novelas de Ray Loriga, Francisco Casavella, José Ángel Mañas o Almudena Grandes historias y personajes cercanos.

Para afianzar a los escritores que ya han publicado una novela se convoca el Premio Tigre Juan, organizado por Tribuna Ciudadana de Oviedo. El presidente de esta entidad, Manuel Herrero, señala que su objetivo apunta a descubrir autores noveles, si bien es cierto que la mayor parte de los ganadores son autores menores de 40 años. "La mayoría", comenta Herrero, "ha seguido publicando después y nosotros nos alegramos de haber apoyado a escritores como el chileno Luis Sepúlveda o los españoles José Manuel Fajardo o Tino Pertierra". La característica del Tigre Juan es que sólo pueden optar primeras obras publicadas. A la última convocatoria, ganada por Orejudo, acudieron 32 novelas.

"La generación del reemplazo ha surgido ya", concluye María Antonia de Miquel, directora literaria de Destino, que acaba de conceder el Nadal a Lucía Etxebarría y que, en los últimos años ha distinguido como premiados o finalistas a jóvenes como José Ángel Mañas, Pedro Maestre, Fernando Silva y Juana Salabert. "La literatura española vive una época de vitalidad y de normalidad. Además entra dentro de lo lógico que surja ahora un grupo con edades entre los 25 y los 40 años. Es un plazo lógico de relevo generacional".

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