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Asesinadas nueve monjas católicas en Ruanda

, La guerra no es abierta, pero la lucha se extiende y la sangre no deja de correr en los Grandes Lagos. Ayer trascendió que nueve monjas católicas (seis ruandesas y tres congoleñas) fueron asesinadas el pasado jueves al noroeste de Ruanda por un grupo de rebeldes hutus, según aseguraron fuentes oficiales. En la vecina Burundi, al menos 53 personas murieron en los intensos combates librados el pasado domingo y ayer entre rebeldes hutus y el Ejército de Burundi a 10 kilómetros de Bujumbura, la capital de este pequeño país bañado por el lago Tanganica.

Las nueve monjas católicas, pertenecientes a la congregación Hijas de la Resurrección, habían huido de la guerra civil que el año pasado devoró Zaire (actual República Democrática de Congo) y buscado refugio en la diócesis de Nyundo, al noroeste de Ruanda, para refundar su convento. El pasado 8 de enero se acabaron sus esperanzas. Según informaciones de la administración local, recogidas por la Agencia Ruandesa de Noticias, rebeldes hutus equipados con armas de fuego, hachas y machetes rodearon la misión enclavada en el poblado de Rwerere, dentro de la provincia de Gisenyi, antes de atacar a las monjas en sus celdas. En el asalto murieron seis religiosas ruandesas (tres hutus y tres tutsis) y tres congoleñas. Fuentes de la Iglesia católica en Kigali, la capital de Ruanda, confirmaron la matanza, pero indicaron que sólo habían comprobado el fallecimiento de cinco religiosas, que ya habían sido inhumadas, y que otras dos se encontraban gravamente heridas.El mayor Enimanuel Ndahiro aseguró ayer que los combates en la zona -donde son constantes las incursiones de los rebeldes hutus y que prácticamente controlan durante la noche- fueron especialmente intensos en los alrededores de Gisenyi, y que al menos 18 rebeldes hutus resultaron muertos. El Ejército ruandés está dominado, como en Burundi, por la minoría tutsi.

Testigos de la batalla librada entre el domingo y el lunes en las inmediaciones de Nyambuye, a unos diez kilómetros de Bujumbura, la capital de Burundi, aseguran que el Ejército burundés empleó un helicóptero artillado y un avión para castigar las posiciones rebeldes. Un portavoz militar aseguró que en los combates habían muerto al menos 51 rebeldes y dos soldados gubernamentales. Sin embargo, no hay confirmación independiente.

Guerra civil

La guerra civil larvada que se vive en Burundi tras el derrocamiento, en octubre de 1993, de Melchior Ndadaye, el primer presidente elegido democráticamente en el país, un hutu, se ha cobrado hasta el momento cerca de 200.000 víctimas, según estimaciones de la ONU. El golpe de Estado del verano de 1996, en el que el coronel Pierre Buyoya fue aupado a la presidencia del país por el Ejército, liquidando los últimos vestigios del poder hutu (85% de la población, frente a un 14% de tutsis) no ha logrado pacificar el país. Fuentes militares insistían ayer en que los rebeldes con los que combatieron el domingo y el lunes formaban parte del mismo contingente que el pasado 1 de enero atacó el aeropuerto de Bujumbura y causó la muerte de al menos 284 personas, civiles en su mayor parte, y en el que al parecer figuraban también combatientes ruandeses.Mientras los obispos de Burundi mostraron ayer en Roma su "indignación" ante el "horror de las matanzas" que no cesan en su país, el presidente de Uganda, Yoweri Museveni, se reunió el pasado fin de semana con el hombre fuerte de Ruanda, Paul Kagame, para tratar de atajar la creciente actividad de la rebelión hutu, que es especialmente intensa en todo'el noroeste de Ruanda y al otro lado de la frontera con la República Democrática de Congo, en la región de Kivu. Analistas regionales aseguran que la coordinación entre los rebeldes hutus de Burundi, Ruanda y el este del antiguo Zaire es cada vez mayor.

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