El Organismo de la Energía Atómica alerta de "peligro inminente" en Chernóbil
El G-7 ha descartado por el momento ayudar económicamente a Ucrania
, La central nuclear de Chernóbil (Ucrania) sufre "peligro inminente" de un nuevo accidente, según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), entidad autónoma vinculada a las Naciones Unidas. La esperanza del Gobierno ucranio de ver respaldado económicamente el cierre de la central se desvanece, porque el G-7 (grupo de los países más industrializados) han descartado ese apoyo. Mientras, Ucrania sigue pidiendo fondos en los foros internacionales. La única solución a corto plazo sería construir un nuevo sarcófago, pero no hay acuerdo financiero.
"Periódicamente, Ucrania lanza estos gritos de alarma para ejercer presión y conseguir el apoyo de los países industrializados", acaba de decir en Viena el portavoz del OlEA. Según su opinión, a Ucrania no le falta razón, ya que Chernóbil tiene "peligro inminente". Once años después de la peor catástrofe nuclear civil de la historia, no se ha erradicado todavía el riesgo de un nuevo accidente: sigue en juego, por culpa de la carencia de fondos, la posibilidad de crear otras fuentes de energía que compensen las pérdidas en Ucrania al quedarse sin la central.
Sarcófago
"El sarcófago de cemento armado que protege el reactor nuclear accidentado de Chernóbil amenaza con derrumbarse y provocar una reacción atómica descontrolada", advirtió la semana pasada el vicejefe de la central atómica, Valentín Kupni. Para la apresurada construcción de la nave protectora, inmediatamente después del siniestro, la URSS envió a unos 55.000 obreros que trabajaban durante un corto plazo a fin de evitar altas dosis de radiación. Ahora los muros de Chernóbil están ya agrietados y porosos, pero el Gobierno de Kíev no puede resolver el problema por falta de medios económicos. Actualmente, Ucrania gasta más de un 12% de su presupuesto para las reparaciones en la central de Chernóbil y para la ayuda a las víctimas del accidente de 1986.Los responsables ucranianos reconocen ahora que no podrían poner en práctica los planes estipulados para estabilizar el sarcófago, dado que se arriesgaría la contaminación de los trabajadores. Según investigaciones encargadas por los países industrializados del G-7, por la Unión Europea y el Banco Europeo para la Reconstrucción y Desarrollo, la única solución que garantizaría la seguridad por un mínimo de 30 años sería construir un segundo sarcófago, que costaría 760 millones de dólares (unos 80.000 millones de pesetas).
Ucrania podría invertir sólo 50 millones (7.500) millones de pesetas). Los siete Estados del G 7 se comprometieron ya a cooperar con 300 millones de dólares (45.000 millones de pesetas), y otros 50 países decidieron en noviembre aportar además 37 millones de dólares (5.550 de pesetas). Las obras de construcción podrían comenzar en el mes de abril.
Pero, según el portavoz del OIEA, el problema es que el capital prometido -que supone sólo una parte del total- ni siquiera está a disposición a raíz del aprieto económico de los países industrializados. "Todos los Estados de la UE están reduciendo sus gastos presupuestarios para adaptarse a los criterios de Maastricht, y también Japón, miembro del G-7, queda de momento descartado por su crisis financiera. Los que podrían colaborar no perciben la urgencia porque un escape radiactivo en Chernóbil sólo afectaría a la región de Ucrania".
Ante esta escasez de fondos, parece poco probable que se cumpla el plazo hasta el año 2005 para cerrar toda la central nuclear con sus cuatro reactores y un área de 30 kilómetros cuadrados. El bloque número uno se cerró en 1991 después de un incendio en las turbinas; por presiones de Occidente dejó de funcionar el segundo reactor en 1996 y el bloque número 3, el único que continúa en funcionamiento, tuvo que cerrarse provisionalmente en octubre porque la Asociación Mundial de Operadores Nucleares detectó graves riesgos de seguridad. Los trabajos de reparación durarán casi todo el invierno.
Los ucranianos soportan constantes cortes de electricidad. Falla la importación de energía, menos los suministros de Rusia, que sin embargo son irregulares porque Ucrania no cubre los costes.
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