El planeta 'conta-minado'
Nuestros representantes políticos asistentes a la cumbre sobre el cambio climático nos han vuelto a defraudar. El ridículo porcentaje del 5,2% de promedio en la reducción de los gases de efecto invernadero obedece a la clara operación de maquillaje similar a la de Río 92, como resultado de las presiones ejercidas por los omnipresentes lobbies de la industria petrolera, industrial y automovilística, entre otros.Los científicos del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), organismo de la ONU y nada sospechoso de partidismo, confirman mediante laboriosos estudios que para frenar la degradación de la atmósfera y sus consecuencias' es necesaria una reducción de al menos un 50% de las emisiones de C02 en los próximos 30 o 40 años respecto a las de 1990.
Pero hay una relevante coincidencia que no debemos pasar por alto: tres de los países más contaminantes y que reúnen a un tercio de la población mundial, Estados Unidos, China y Rusia, no sólo han boicoteado la citada cumbre, sino también la firma de la prohibición de minas antipersonas. Por lo visto, los responsables de estas flagrantes irresponsabilidades sólo se mueven por parámetros económicos, lo que Rosa Montero define magistralmente como "el tintineo de la caja registradora".
Si son capaces de. ignorar tanta destrucción y sufrimiento, ¿no deberíamos plantearnos boicotear sus productos como única forma de parar ese ruido macabro, que lamentablementeparece ser el único lenguaje que conocen?
Y respecto al cambio climático, no hay que dar la batalla por perdida, cada uno de nosotros-as puede colaborar activamente para frenarlo. Ahorrar energía, usar el transporte público, exigir a nuestras autoridades planes activos de desarrollo sostenible y el apoyo a la instalación e investigación de la energía solar, entre otras de las ya importantes medidas que son operativas.
El destino de la humanidad está en peligro y millones de seres humanos del Tercer Mundo. sufren y sufrirán las graves consecuencias del cambio climático, que, sumadas a la presencia de campos minados en sus territorios, componen el trágico resultado de este seudodesarrollo que nos domina.
Pongamos en marcha un nuevo modelo de ayuda. No dejemos que la indiferencia, la ineptitud y los oscuros intereses de los que sólo piensan en plusvalías destruyan el único capital que jamás podrán arrebatarnos: la solidaridad asentada sobre la firme base del sentido común-
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