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Destacados coreógrafos europeos muestran en Montecarlo la vitalidad de la danza moderna

Ana Laguna triunfa en una 'Carmen' irónica y humana creada por Mats Ek

La cita obligada de invierno desde hace años para la danza europea es Montecarlo y sus sesiones de estreno a fin de año. Un pequeño pero selecto grupo de invitados hizo las delicias del público con obras clásicas y actuales de los mejores coreógrafos europeos, entre ellos Mats Ek y Nacho Duato. El programa confeccionado por Jean-Chrístophe Maillot, director del Ballet de Montecárlo, hace hincapié en la importancia del hecho coreográfico. La gala del 31 de diciembre se ha convertido en una referencia para tomarle el pulso al trabajo de esta compañía.

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Nuevo año, nueva sede

La noche de gala -el festival empezó el 23 de diciembre y se clausura mañana- alternó piezas de Balanchine, un clásico de Petipa y estrenos para esta sede como Na floresta, de Nacho Duato, que el público recibió con gran entusiamo. Hubo además extractos de la Carmen del sueco Mats Ek, bailados por Ana Laguna, y un dúo de Maillot, In volo, creado en 1997 para Alexandra Ferri y Ethan Stiefel en el American Ballet de Nueva York.La misma euforia que se respiraba en la plaza del Casino, decorada con medios electrónicos de música y rayos láser, se encontraba en la disposición de los artistas a dar todo en una noche especial. Entre las esculturas que decoraban el parque de la colina destacaba una enorme silueta de neón multicolor creada por Marco Dodola e inspirada en la ya clásica Muerte del cisne de Ivett Chauviré. En la preciosa bombonera que es la sala Garnier del Casino, la noche empezó con el Na floresta de Duato, un trabajo que data de 1990 y que creó para su compañía madre, el Nederlands Dans Theatre, donde el valenciano se mueve en propiedad estilística, sin las corruptelas y modas que asaltaron sus trabajos posteriores. Hecha en cuerda holandesa, íntima, apasionada y muy musical, la obra goza de lo que puede llamarse el tono natural de este creador; en ella destacó la pareja compuesta por la rusa Ksénia Kastalskaia y el monegasco Eminanuel Puons-Bloch.

Tras Duato vino la sorpresa de la noche en la zaragozana Ana Laguna, que interpretó junto a Yvan Auzely tres fragmentos de Carmen. Laguna, con su dibujo corporal de una precisión y contundencia excepcionales, crea una Carmen humana e irónica que resiste bastante bien el ser extraída del contexto general a la obra moderna a que pertenece; ella, tan vital y potente como siempre, mostró su talla y absorbió para sí escenario y público.

Un bailarín estrella

La segunda parte del programa contenía algo de didáctico y la abrió el paso a dos de la Bella durmiente, interpretado por Paola Cantalupo, una de las primeras figuras de la compañía, y el bailarín estrella de la ópera de París Manuel Legris, que cumplieron con corección la redacción Nureyev, que plan tea serias dificultades para la concentración estilística. A continuación, Sandrine Cassini, una de las revelaciones del ballet de Montecarlo, se presentó acompañada del cubano Joan Boada bailando Tchai kovskipas de deux. Boada fue el mejor de la noche y es una de las muchas estrellas errantesdel ballet cubano que anteayer se estrenaba en este lujoso escenario; radicado en Francia, su musicalidad y buen baile le han granjeado una justificada fama de virtuoso y dinámico artista. Insufló un calor muy especial a la velada.Cerró la gala una nueva producción muy elaborada y colorista del clásico de Balanchine Tema y variaciones, donde volvió Cantalupo acompañada esta vez de un recién llegado a la compañía, el francés Laurent Novis, que ha dejado su puesto de solista principal en la Opera de París a los 33 años. Novis se mostró elegante en esta dificilísima pieza, donde también estaba el riesgo y el talento de Jerome Kaplan.

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