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Santiago contará en el 2000 con una torre de comunicaciones de Foster

El proyecto se convertirá en un símbolo de la capitalidad cultural europea de la ciudad

Xosé Hermida

Santiago de Compostela pretende erigir un símbolo arquitectónico para recordar en el futuro la capitalidad europea de la cultura del año 2000, que la ciudad gallega compartirá con otras ocho de todo el continente. El proyecto llevará la firma de uno de los nombres más ilustre de la arquitectura internacional, el británico Norman Foster, quien ha ideado una torre de comunicaciones similar a la que ya construyó en Barcelona para los Juegos Olímpicos de 1992. El edificio albergará además un mirador y un museo virtual.

La iniciativa viene de antiguo, aunque últimamente se hubiese, ralentizado por falta de apoyos políticos. El alcalde de Santiago, el socialista Xerardo Estévez, había sugerido la idea a Foster durante el Año Santo de 1993, un evento que el edil aprovechó para comprometer a otros destacados arquitectos internacionales (Alvaro Siza o Aldo Rossi, entre otros) en su empeño de renovar urbanísticamente la ciudad.El propósito de Estévez era -y sigue siendo- agregar grandes edificaciones contemporáneas a un conjunto histórico en el que, a lo largo de los siglos, se han ido reuniendo monumentales muestras de los más diversos estilos, del románico al modernismo, pasando por el barroco, el neoclásico o el isabelino.

El propio Foster llegó a visitar Santiago hace tres años a fin de explicar y defender públicamente el proyecto. Pero los dos grupos de la oposición municipal, PP y Bloque Nacionalista Galego, criticaron entonces la iniciativa por considerar que su coste -unos 4.000 millones de pesetas- era excesivo para las disponibilidades económicas del Ayuntamiento. La actitud del PP entorpeció la continuación del proyecto, ya que Estévez contaba con el respaldo de la Xunta de Galicia, gobernada también por los populares y que había apoyado con entusiasmo otras obras programadas por el alcalde compostelano.

Vencidas las reticencias políticas, la torre de Foster parece que será una realidad en el año 2000. El proyecto inicial se ha modificado ligeramente para reducir su coste -ahora se calcula en 3.000 millones de pesetas- lo que implicará también una disminución del 25% en la superficie prevista inicialmente para el edificio. La nueva propuesta se presentó ayer públicamente en un acto al que asistieron el presidente de la Xunta, Manuel Fraga; Estévez, y un colaborador de Foster, Robin Courtland. Fraga elogió lo que considera una "obra muy importante", aunque advirtió que todavía han de ser estudiados los pormenores económicos de la operación.

Con todo, el Ayuntamiento confía en cerrar definitivamente el compromiso político que permitiría iniciar las obras el próximo julio. Para financiar la edificación se constituirá una sociedad con participación del Ayuntamiento, la Xunta, Telefónica, Retevisión y probablemente alguna entidad bancaria gallega, aunque serían las dos administraciones las que sufragasen la parte principal de la inversión.

Museo virtual

La torre se erigirá en el monte Pedroso, una colina desde la que se divisa todo Santiago y acogerá los repetidores de televisión y radio que en la actualidad ocupan la cima del monte. Además de ese aspecto funcional, el proyecto de Foster incluye un mirador y un museo virtual que se abriría coincidiendo con la capitalidad europea del 2000.Otras tres ciudades que comparten con Santiago esa capitafldad, Bolonia, Helsinki y Reikiavik, ya se han mostrado dispuestas a colaborar en la iniciativa. Se trataría de que los visitantes pudiesen recorrer virtualmente dos museos de cada uno de los tres lugares. Al mismo tiempo, se ofrecería una reconstrucción informática de la zona monumental de Santiago, tanto en la actualidad como en épocas muy señaladas de su historia, a fin de que el público pueda pasear por la Compostela medieval.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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