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Tras complejas negociaciones, echa a andar en La Habana el Centro Cultural de España

Lorca y el 98, primeros pasos de una institución que carece de equivalente en Cuba

Con Federico García Lorca y la conmemoración del 98 como principales mascarones de proa para su programa de actividades del próximo año, el Centro Cultural de España en La Habana por fin echó a andar la semana pasada, después de dos años de tensiones diplomáticas y tiras y aflojas soterrados entre los Gobiernos de Fidel Castro y José María Aznar. El centro, que fue inaugurado parcialmente el pasado día 16, es el primero de su tipo que existe en la isla y, cuando esté terminado, contará con un salón de actos para 100 personas y un complejo de servicios con videoteca, hemeroteca, biblioteca y una fonoteca equipada con la colaboración de la Sociedad General de Autores y Editores.

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Un delicado equilibrio

Por ahora, el centro comienza a navegar con una sala multiuso que lleva el nombre de Dulce María Loynaz, en homenaje a la poetisa cubana ganadora del Premio Cervantes en 1992. Allí se celebró el pasado martes el primer acto público, ante 150 invitados, entre los que estaban la viceministra de Relaciones Exteriores de Cuba, Isabel Allende, y el historiador de la ciudad Eusebio Leal, en representación de los dos organismos de la isla con los que la dirección española del centro debe coordinar las actividades de éste.El primer director de la institución, el diplomático español Ion de la Riva, aseguró durante la inauguración que el centro nace "con vocación de convertirse en una Babel cultural", y añadió que "en él se dará cabida a lo mejor y más variado de la cultura de ambos países".

Dicho y hecho. Uno de los primeros espectáculos que pudieron ver los cubanos a través de esta ventana al mundo fue la sensacional limpieza que protagonizó la escritora y antropóloga Natalia Bolívar el día de San Lázaro, ayudada por bailarines, cantantes, negros congos y santeros de fama reconocida. Bolívar despojó con brujería cubana al centro cultural de las malas vibraciones que le puedan perturbar, y limpió con ron y sahumerios el camino de todos aquellos que participaron en la ceremonia, incluidos el actor Jorge Perugorría y el cantante de rock Carlos Varela.

Tras este acto inicial de purificación, el centro comenzó a andar, y entre sus primeros caminantes estuvieron la vedette Rosita Fornes, los poemas de Rafael Alberti recitados por su hija Aitana, y el sobrino de Federico Garcia Lorca Manuel Fernández Montesinos.

Esta semana pasará por capilla el escritor y guionista del célebre filme de Tomás Gutiérrez Alea Fresa y chocolate, Senel Paz. También acudirá a otra de las primeras citas el legendario sonero Compay Segundo y se contará con la presencia póstuma de Pilar Miró con la exhibición de su película El perro del hortelano.

Equipamiento

El Centro Cultural de España, primero de su tipo que hay en Cuba, tiene su sede en el Palacio del Cariátides, espléndido edificio construido en 1924 y situado en el malecón de La Habana, que antes de la revolución de Castro fue un club exclusivo para hombres llamado Unión Club. El equipamiento y restauración del edificio, que tiene una extensión de unos 2.000 metros cuadrados, costará 200 millones de pesetas, que serán aportados por la Agencia Española de Cooperación Iberoamericana.El acuerdo para abrir el centro fue firmado hace más de dos anos por el Gobierno cubano y el anterior ejecutivo español presidido por Felipe González, pero se interpusieron algunos problemas que retrasaron su apertura, sobre todo que el edificio alojaba a diez familias que vivían en precarias condiciones, las cuales tuvieron que ser alojadas en otras viviendas.

Posteriormente, tras la llegada al poder del PP, las tensiones políticas y diplomáticas que desembocaron en la retirada del plácet a Jose Coderch como nuevo embajador de España en Cuba convirtieron el centro en una baza o carta política, lo que provocó una serie de nuevos retrasos en su apertura. Durante este tiempo, su director, Ion de la Riva, puso en funcionamiento una especie de "centro invisible", organizando conferencias, conciertos y exposiciones en los lugares más diversos de la ciudad.

El pasado día 16, por fin, el centro echó a andar con una conferencia pronunciada por el antiguo Defensor del Pueblo y profesor Joaquín Ruiz Giménez. Su título fue Caminante, no hay camino, y fue un canto a la democracia y a la transición pacífica española, que en el, comienzo de esta andadura sonó a una declaración de principios. Por suerte, Natalia Bolívar pasó por allí un día después e hizo un oportuno despojo brujero para que no se compliquen de nuevo las cosas.

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