Castro declara festivo el día de Navidad como gesto hacia la visita del Papa

El presidente cubano, Fidel Castro, anunció ayer, ante la sorpresa de comunistas, diplomáticos y religiosos, que ha propuesto a los encargados de organizar la visita del Papa a la isla "declarar feriado el día de Navidad" el próximo 25 de diciembre. Se trata de un "gesto hacia Juan Pablo II y hacia todos los católicos y cristianos". Castro aclaró que la medida tendría "carácter excepcional" este año y pidió "la máxima comprensión" para la decisión.

La fiesta navideña fue eliminada del calendario revolucionario en 1969, cuando el Gobierno consideró que "afectaba" al desarrollo económico del país al "coincidir" con la etapa de máximo esfuerzo en la cosecha azucarera. Reinstaurar la fiesta navideña del 25 de, diciembre era una de las principales peticiones "enquistadas" de la Iglesia católica y del Vaticano ante la visita del Papa.El propio secretario para Relaciones con los Estados de la Santa Sede, Jean Louis Tauran, pidió personalmente a Castro el año pasado una medida de este tipo, y desde marzo de 1997 éste es uno de los temas importantes que se aborda en las reuniones que realiza mensualmente la comisión mixta Iglesia-Estado encargada de preparar el viaje.

El último de estos encuentros se celebró el jueves pasado en la Habana, y la Iglesia volvió a sacar el asunto de la fiesta del día de Navidad, pero las autoridades no dieron ninguna respuesta. Por ello, el anuncio de Castro, al pronunciar ayer de madrugada el discurso de clausura del décimo periodo ordinario de del Parlamento, reunido para aprobar los presupuestos del Estado para 1998, fue inesperado para propios y extraños.

Fuentes eclesiásticas dijeron ayer a EL PAÍS que la "buena nueva" había sido una "sorpresa" absoluta, y valoraron "muy positivamente" la medida, si bien señalaron que lo que la Iglesia realmente desea y ha pedido es la restauración definitiva de las fiestas de Navidad en Cuba.

En su discurso ante el Parlamento, Castro adelantó también "la disposición". cubana de publicar íntegramente el mensaje navideño que suele enviar el Papa a los países que visita, y que suele pronunciarlo un mes antes del viaje. Ésta era otras de las peticiones de la Iglesia, así como el acceso a los medios de comunicación y las facilidades de transporte para movilizar a los fieles a las misas en cuatro ciudades del país.

Sobre lo primero, el presidente cubano dijo que las autoridades eclesiásticas tendrán acceso a la televisión próximamente -el cardenal arzobispo de La Habana, Jaime Ortega, ha anunciado ya su intención de dirigirse a la nación el 24 de diciembre-, y sobre lo segundo Castro afirmó que el Gobierno pondrá a disposición de la Iglesia la mitad de los medio s de transporte existentes en el país para trasladar a la población a los lugares donde se celebren las misas., Castro no perdió la oportunidad de calificar el viaje papal de "manifestación de confianza" y de "gesto valiente" del pontífice, y dijo que, a modo de correspondencia, Cuba debía "organizar la visita mejor que en ningún otro país, y garantizar una seguridad superior a la que haya tenido en otra parte".

"Sabernos cómo hacerlo", indicó, "no se trata de una cuestión de tropas y fusiles, sino de colaboración, de participación del pueblo". El presidente cubano reiteró en varias ocasiones que no se trataba de un viaje político sino pastoral, y negó que se hubiese pactado con el Vaticano que el Papa condenase el bloqueo desde Cuba.

Castro afirmó que el Vaticano tampoco había pretendido dar un contenido político al viaje de Juan Pablo II, pero advirtió que éste sí es el interés de algunos "enemigos" y "elementos extremistas, anexionistas y antipatrióticos residentes en EE UU", quienes, señaló, incluso podrían estar interesados en deslucir la visita.