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Inglés en latín

Los escolares británicos aprenden su propia gramática con una historieta clásica

Isabel Ferrer

Una nueva historieta escrita en latín y dirigida a niños de edades comprendidas entre 7 y 10 años se está convirtiendo en un éxito en el Reino Unido. Narra las aventuras del ratón Minimus en el hogar de una familia imaginaria instalada en Vindolandae hacia el 122 antes de Cristo. Los restos de dicho enclave romano se conservan aún en un museo situado junto a la muralla de Adriano, bajo la actual frontera entre Inglaterra y Escocia. Divididas en 12 capítulos, las correrías del roedor habrían pasado tal vez desapercibidas si no fuera por la lengua clásica que hablan, presente aún en las dos terceras partes del inglés contemporáneo.Propuesto como una opción voluntaria sin nota final, los responsables del proyecto esperan que los alumnos mejoren su propia gramática a través del idioma de sus antiguos conquistadores. Minimus es también el título escogido para el curso completo ideado por Barbara Bell, secretaria de la Asociación Conjunta de Profesores de Clásicas.

Con el visto bueno del Ministerio de Educación lo imparten ahora unas 20 escuelas públicas y privadas en todo el país. Sus directores han agrupado a los alumnos interesados en clubes abiertos fuera de las horas lectivas. La pausa del almuerzo es la elegida en Belle Vue, un colegio estatal situado en el centro de Inglaterra.

Estímulo de la imaginación

En lugar de intentar traducir desde el principio o de enfocar el latín como una lengua desfasada, una treintena de niños lo utiliza para saludarse y aprender palabras nuevas hasta entonces ajenas a su universo infantil. "Nunca imaginé que pudiera gustarles tanto. Empezó como un ensayo, pero ha estimulado mucho su imaginación", ha reconocido al rotativo The Independent la directora, Jan Compson.Aunque el latín no es obligatorio en la educación primaria británica, el sector privado suele impartir clases. Este nuevo curso ha intentado precisamente introducirlo también en los centros públicos. Contra todo pronóstico, los de las zonas deprimidas lo perciben como un valor añadido. La escuela Durand, abierta al sur de Londres en uno de los barrios más necesitados del Reino Unido, lo ofrecerá a partir del próximo diciembre. Según su director, Greg Martin, sus alumnos necesitan entender incluso mejor que otros la estructura y formación del lenguaje. La lógica y disciplina necesarias para declinar puede ayudarles, en su opinión, a participar en clase.

A Barbara Bell le preocupaba que Minimus fuera percibido como una asignatura desligada del resto del programa, por su carácter voluntario. "Tratamos de ayudar al niño a entender la gramática inglesa a través de unas viñetas muy claras que relatan la historia de una familia", señala. El libro de apoyo para los docentes ha traducido todo el texto latino al inglés y brinda información sobre el mundo romano, así como sugerencias de actividades.

Los cuatro primeros capítulos de Minimus, dedicados al nombre, adjetivos, verbos y una revisión general están ya impresos. Bell prepara ahora la última entrega. "Siempre digo que el latín no es una lengua muerta, sólo ha evolucionado. Es cierto, sin embargo, que abordarlo con sencillez ayudará a los niños a absorber el mundo clásico".

Las ilustraciones de Hellen Forte, simples y directas, con bocadillos para el diálogo incluidos, captan la vida de una familia corriente en la Britania de la época. Minimus tiene un peludo rival, el gato, Vibrissa. Flavius y Lepidina, el matrimonio adulto tiene tres hijos, Flavia, lulius y Rufus, y tres esclavos. El griego y educado Corinthus instruye a los pequeños; Candidus es un celta que oficia en la cocina y Pandora, la única esclava, aprovechará su nombre para introducirles en la mitología.

En el primer capítulo, Lepidina es invitada a un bautizo en un fuerte romano. Acude con los tres niños y lleva de regalo un anillo con la cabeza de Medusa. El hijo de sus anfitriones pregunta quién es esa señora con cabellos de serpientes y la historia de la Gorgona (divinidad griega) con ojos que petrifican es contada de forma asequible. "Elegimos Vindolandae porque allí se han encontrado tablas de madera con inscripciones en buen estado. Por los restos hallados sabemos que vivió un grupo familiar como el recreado, con sus animales domésticos", asegura Bell. Esta profesora de latín se ha documentado a fondo para recoger también una cena con el gobernador de Britania. Aquel día se hizo traer comida del mismísimo Londinium (Londres).

Los verbos del capítulo tercero llegan de la mano de los tres esclavos con sus diferentes labores. En el cuarto, el reflejo de un rostro da paso al mito de Narciso enamorado de su propia imagen. Aunque la autora reconoce que los aspectos mitológicos serán los más atractivos para los niños, los dibujos explican paulatinamente los principios lingüísticos. Los distintos aspectos de la civilización romana aquí plasmados apoyarán luego a los alumnos cuando aborden la invasión de Roma en sus estudios, hacia los ocho años. Con todo, Barbara Bell piensa que el futuro del latín en la educación británica depende en gran parte de la flexibilidad de los programas oficiales obligatorios, que fuerzan ahora al alumno a seleccionar demasiado las asignaturas.

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