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Emotiva presentación de la edición española de las memorias de Mastroianni

Maruja Torres e Imanol Arias le definen como "un ser fascinante"

En apenas algo más de 200 páginas dictadas a su compañera Anna Maria Tató cuando la vida se apagaba, Marcello Mastroianni redactó unas memorias atípicas, a cortos capítulos y a vuelapluma, donde sobre todo quería dejar claro lo que pensaba en última instancia de la vida, del cine, del teatro y de tantas circunstancias que le habían enriquecido y torturado a la vez. Anoche, en Madrid, Maruja Torres e Imanol Arias presentaron Sí, ya me acuerdo (colección Viva Voz, de Ediciones B), una cuidada traducción donde el actor pervive a través de su palabra y su ironía, y esa peculiar manera de ver todo lo que le rodeó.

Las memorias de Marcello Mastroianni -Mi ricordo, si, io mi ricordo, tituladas en español Sí, ya me acuerdo- no podían ser de otra manera, un acopio de recuerdos a veces mejor concatenados que otros, lo que da igual si se trata de la memoria de uno de los grandes actores del siglo XX y de una personalidad que brilló siempre por su honestidad ante el trabajo y la vida.Imanol Arias, en una sentida presentación, decía ayer que el paisaje, el viaje y la gente habían sido parte de su vida y de su esencia. El actor español no escatimó elogios ante la humanidad y la grandeza de una persona que creyó en la profesión de actor como algo superior. "Empezó porque era bellísimo y terminó por ser el mejor actor"; con esta frase sintetizaba a un hombre que era un gran actor pero que "cuando se quitaba el personaje era un ser anónimo y fascinante".

Testamento

El editor Enrique de Heriz constató que tuvo que luchar con otras editoriales para obtener finalmente las prerrogativas sobre este texto de carácter oral, dictado pero a la vez enormemente consciente y, en sus propias palabras, "aquí está ese mismo hombre noble y humilde que se pone a recordar su propia vida sin ocultar nada".Abrió la presentación la periodista y escritora Maruja Torres con una serie de expresiones características pero lapidarias al decir cosas como que " acumuló mujeres, pero sobre todo le quedaban cerca las menores". Torres dijo que Mastroianni era uno de los nuestros y que sus memorias eran un testamento deliberado de quien quiere dejar una última imagen de sí mismo desatada del divismo y de los mitos.

Maruja Torres compuso al final un paisaje nada amable, cercano al neorrealismo, pero verdadero, de aquella primera vida que le tocó vivir cuando sin estar inscrito en el neorrealismo Mastroianni se alzó como un actor extraordinario.

Las memorias, traducidas por José Ramón Monreal, son sobre todo un acto vital que se encadena con su propio esfuerzo por protagonizar filmes cuando se sabía enfermo y sentenciado a muerte.

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